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Thais

Me despierto con la sensación poco familiar de estar durmiendo sobre plumas y el leve olor a lavanda en mi nariz. Al abrir los ojos, miro a mi alrededor, el inmenso ventanal me da la bienvenida con los rayos del sol de la tarde, me muevo bajo las sábanas y termino por incoporarme de golpe al sentir la picazón en mi dedo pulgar. Maldigo llevándolo a la boca.

Descubro una rosa roja y una nota:

''No hagas ninguna tontería."

Si es justamente lo que pienso hacer, señor idiota.

Salto de la cama, sin dudarlo me pongo en acción. No tengo la menor idea de la dirección que tomo y de todas maneras, mi única meta por ahora es encontrar la salida. Me escabullo sigilosamente por los pasillos y bajo las escaleras.

No puedo creer ni buena suerte cuando llego a la puerta y me doy cuenta que el pomo cede. Vuelvo la cabeza hacia las escaleras y miro a mi alrededor, nadie, bien por mí. Abro la puerta con cierta desconfianza y doy el primer paso dispuesta a correr cuando su voz ronca y suave me paraliza por un instante.

—Yo no haría eso si fuera tú.

Mientras siento su presencia acariciar a mi alrededor, arrancándome un escalofrío al sentir sus labios en mi nuca, en la base de mi cuello. Luego el contacto de sus manos sobre mi vientre y sobre mi cadera, me quema. Sus manos rodean mi cintura y me hace girar sobre mí misma hasta que nuestros ojos se encuentran.

—Suéltame, maldito infeliz.

—Cuida esa boca, Thais —aprieta sus manos alrededor de mis muñecas. —Te voy a decir lo que vas a hacer. Vas a subir la escalera y vas a permanecer en la habitación hasta que comience la fiesta. No quiero escucharte y ver que hagas una estupidez.

—Como diga el señor idiota —me mantengo firme mientras sostengo su mirada.

Lo empujo para salir de su agarre y subo dos tramos de la escalera. Al llegar a lo alto, entro como recuerdo por el pasillo en lugar de dirigirme a la habitación que desperté sigo de largo para explorar la casa, intento comprender ¿por qué estoy secuestrada y no lo siento así? Comienzo por la primera puerta: está cerrada con llave, sigo la pared hasta la puerta siguiente, está abre. Sigo explorando el largo corredor que cuenta con un gran número de puertas que abro, una tras otra, cada habitación es más vasto y lujoso que el anterior.

Heme aquí en la tercera planta frente a una puerta que dice no entrar en francés. Al menos eso creo que hay escrito ahí además, quién pone un letrero delante de su puerta si no es para eso. Mi excusa perfecta para entrar es que no sé francés.

Viva la curiosidad. Grita mi conciencia.

Me encuentro con una habitación muy masculina, una gran cama con sábanas elegantemente grises. Silenciosamente, me adentro más... cuando de pronto se escuchan unos pasos en el pasillo.

Me doy cuenta aterrada que viene en mi dirección y que si me quedo en donde estoy seguramente me verá.

Aterrizada, abandono precipitadamente mi posición para esconderme en el armario, dejando la puerta entreabierta, ya que detesto la oscuridad, con el corazón desbocado me quedo en mi escondite unos largos segundos antes de escuchar la puerta abrirse y el de ojos militar ocupa mi campo de visión. Se quita la camisa y deja a la vista una tableta de abdominales marcados, siento un impacto inmenso y delicioso al ver sus hombros amplios y redondos, sus bíceps contraídos. Todo está perfectamente delineado en él. Existen muchos hombres guapos en el mundo, pero mi captor es mucho más que un tipo guapo. Él es extraordinario. Ha sido creado a la perfección.

Thais [Libro #1]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora