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-¡Sana!- voltee y te ví venir a mi asiento. Rápidamente tuve que esconder mi libreta con mis brazos para que no vieras el dibujo que había hecho para ti. -¿Qué haces?-
-Nada, no hago nada, digo, estudio, obvio, siempre hago cosas, ya sabes...- siempre me hacías sentir nerviosa. Me mirabas confusa descifrando lo que pasaba.
-Préstame tu libreta.- Y siempre entendías las cosas.
-¡¿Qué?! No puedo, Tzuyu, ahora no...- dije rápidamente y asustada.
-¿Por qué no?- acercaste tu rostro a mí y sentí mi corazón detenerse. -Te ayudaré con tu tarea.-
-¡No lo necesito!- grité y me miraste peor. -Es solo que...- Me diste un beso en la mejilla y eso bastó para dejarme caer.
-No vuelvas a gritar ¿Bien?- me dijiste acariciando mi cabello.
Me recargue hacia atrás en mi silla ocultando mi sonrojo con mis manos, dejando a la vista el dibujo. Era tarde cuando me dí cuenta de ello, pues tú ya lo tenías en tus manos. Tu mirada...
-¿Qué es esto?- preguntaste cuidadosamente. No sabía qué hacer, sentía vergüenza.
-Es... Es un dibujo... Para ti...- revelé con pena.
-¿Para mí? ¿Por qué? ¿Qué significa?- siempre buscando explicación a las cosas.
-Es porque hoy cumples un mes de haber logrado convencer a tus padres de dejarte estudiar en esta escuela... Conmigo...- miré hacia la ventana de nuestro salón, qué pena.
Tu silencio me obligó a mirarte. Parecías seria, con tu dedo comenzaste a delinear el dibujo. Tu sonrisa y risa discreta me arrebató un suspiro.
-Sana, es muy lindo... ¿Qué significa?- tu sonrisa era adorable y pocas veces podíamos verla... Ahora era para mí. Con entusiasmo te sentaste en frente de mí.
El dibujo significaba muchas cosas, prestaste atención a mis palabras y dibujamos juntas... Nos dibujamos juntas.
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