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-Hija, creo que deberías irte ya o llegarás tarde al colegio- me decía mi mamá mientras yo seguía mirando por la ventana esperando su llegada.
Solté un suspiro y me dispuse a salir de la casa, de verdad creo que llegaría ligeramente tarde.

Desde ayer no recibí ningún mensaje de ella. Hoy en la mañana tampoco hubo señales de algo, estoy preocupada porque Tzuyu es de las personas que suelen avisar por todo, o más bien, evita preocupar a los demás. Posiblemente estoy pensando lo peor cuando en realidad quizás no sea nada, estoy segura que cuando la vea en el colegio me explicará todo.
La última plática que tuvimos estuvo bastante inquietante, sentía inseguridad en sus palabras y temor por mis respuestas. Es la primera vez desde que estamos juntas que estoy sintiéndome lejos.

Caminaba despacio, mis ánimos no eran muy buenos. No pude evitar detenerme cuando visualice a un grupo grande de personas rodeando lo que parece era un accidente, estaba algo cercano a mi hogar. Un accidente de auto. No puede ser. Mi mente jugaba conmigo en este momento y tenía miedo. Imágenes terribles y sentimientos agrios me invadieron, corri hacia la multitud y me abrí paso entre ellos. Mis ojos se agrandaron, mi mano tapo mi boca y solamente pude emitir un pequeño grito ahogado ante lo que veía. Un auto negro completamente destruido al chocar contra un poste de luz, dentro de él se encontraban dos jóvenes ensangrentados, sin vida.
Las autoridades llegaron y despejaron la zona, prácticamente sali corriendo de ahí retomando mi camino. Entré con prisa a la escuela siendo recibida por Tzuyu recargada en mi casillero.

-Sana, lamento no haber ido por ti en la mañana, sucedió que- no la dejé terminar y me lance sobre ella abrazándola lo más fuerte que pude. Tan solo pensar en que ella podría haber sido la del accidente me destruyó por completo.

-Tzuyu, gracias por existir, por amarme y por seguir conmigo- no pude evitar soltar algunas lágrimas sobre su hombro.

-Hoy despertamos algo bravas, ¿eh? Cariño, no tienes que agradecer eso, tú mereces todo el amor del mundo. Te amo- nos separamos y me dió un beso rápidamente.
Nos tomamos de las manos y fuimos a la primera clase. Seguía muy sensible, las cosas me afectan demasiado. Me decían que de esta manera las personas podrían lastimarme fácilmente, pero creo que si de lastimarme se trata yo sería mi primera enemiga.

Era hora del descanso, Tzuyu y yo decidimos ir a las canchas de básquet, nos sentamos en las gradas. No había nadie en el lugar a excepción de nosotras dos.

-Estaba preocupada por ti porque no me buscaste para venir a la escuela-

-Eso quería explicarte. Mis papás se enteraron que no entré a clases ayer, me hicieron mil preguntas y evité a toda costa decir tu nombre, me castigaron quitándome el teléfono y el poder pasar por ti, ahora me traen y me vienen a buscar, como en los viejos tiempos- me explicó y suspiro al final. Se veía algo cansada.

-Oh, entiendo. ¿Estás bien? Parece que no has dormido adecuadamente, ¿Hay algo que quieras contarme?-

-Sí. Tenemos que hablar sobre algo importante pero quiero hacerlo otro día, creo que ahora es muy pronto-

-¿Muy pronto? ¿Para qué? Tzuyu, no me dejes con estos nervios ¡Sabes que soy muy curiosa! De qué se trata- me comenzaba a enojar el misterio.
Nuestra plática fue interrumpida por la llegada de el prefecto.

-Señorita Tzuyu, la esperan en la oficina del director, es urgente-

Tzuyu se despidió de mí. Las dos estábamos un poco desconcertadas con la repentina urgencia, es extraño que ella pise siquiera la oficina del director. Sonó el timbre para el comienzo de las clases y ella no entró a estas.

-Pst, pst, Sana, ¿Dónde está Tzuyu?- me preguntaba Nayeon con voz baja durante la clase.

-En la oficina del director- dije sin voltear a mirarla.

Pasado o FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora