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Había pasado semana y media desde su regreso a Hogwarts. Eran pasadas las 10:00 de la noche. Pansy ya se encontraba acostada leyendo un libro con la lampara prendida. Por otro lado Sol aún tenía el uniforme, mordía sus uñas como últimamente había acostumbrado, daba vueltas por la habitación causando la preocupación de Pansy.
─Sol me estas mareando ¿qué sucede?
─¿Qué?─ preguntó pues no había escuchado lo que su amiga le dijo.
─Sol, se que esto que estamos pasando es una completa mierda pero ...
─Tengo que hacer algo, no me esperes despierta.─ dijo sin darle oportunidad de responder a la pelinegra.
Salió de su habitación con nerviosismo hacia la sala de menesteres, sabía que ahí lo encontraría pues había estado observando los movimientos del rubio. Y en efecto, no se había equivocado, cuando entro a la sala se encontró con él frente a un armario. Él inmediatamente levantó la varita a la defensiva.
─Soy yo.
─¿Cómo supiste que estaba aquí?─ preguntó bajando la varita.
─Te he estado observando.
─Espiando querrás decir.
─ Draco, soy tu amiga.
─¿Lo eres? porque como yo lo veo ... me abandonaste.
─¡No, no, jamás!─se apresuró a decir─ ¡cielos! lamento que lo hayas pensado así.
─No importa porque sé que lo harás porque yo... soy un cobarde incapaz de decir lo que realmente siento, un cobarde y egoísta que haría lo que sea por no morir─ dijo avergonzado.
─No digas eso─ se formó un largo silencio entre ambos chicos. Sol se había acercado a él pero el rubio se alejo.─Draco, se cuál es tu misión, él mismo señor oscuro me lo dijo.
─¿Por qué?─ frunció el ceño.
─Porque ... p-por porque me ordenó matarte si fallas.
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