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Severus Snape se había encargado del cuerpo de Evan Rosier entregándole las cenizas a su hija. En una sala se encontraban ambos amigos de la joven, Narcissa Malfoy, Severus Snape y Sol Rosier, en un estilo de acompañamiento a Sol.
─Sol, querida, lamento mucho lo que ocurrió, me siento muy avergonzada.
─Gracias Narcissa pero tú no eres responsable por las acciones de la loca.
─¿Podrías explicarme qué fue eso del ministerio Sol? ¿Cómo se te ocurre?─ reprocho su antiguo profesor.
─Si no puedes con el enemigo únetele, es lo que dicen ¿no?. Tengo que ganarme su confianza así que...
─¿De qué hablas Sol?─ pregunto Blaise indignado.
─Ninguno quería esta vida pero Monica tenia razón, no podemos escapara de nuestro destino.─confesó. Narcissa sintió tristeza por la joven. ─Somos lo que somos pero podemos usar eso a nuestro favor y yo pienso usarlo para proteger a Ronald Weasley y su familia.
Blaise se molesto al escuchar aquel nombre, ¿por qué siempre tenia que ver él? -se preguntaba el moreno.-
─Tu padre no quería que pusieras tu vida en riesgo.─dijo Snape.
─Mi padre ya no esta y si me disculpan tengo que planear la caída del ministerio.
Mientras habían estado en esa sala la mente de Sol ya había empezado a trabajar para su misión ahora sólo tenia que hacerlo del conocimiento del resto. Así que salió por la puerta decidida.
💫
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Un grupo de mortifagos llego al ministerio pasando desapercibido.
Pius ya estaba dentro del ministerio. El resto se dividieron en dos, en el primero; los hermanos Carrow, Crabbe y Yaxley se encontraban escondidos en la parte delantera del edificio, y por atrás estaba Bellatrix, Antonin Dolohov, Gibbon y Sol. Todos esperando la señal de Pius para entrar.