CAPÍTULO 40

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"No tiene caso"

Aidan tenía razón, debíamos ser fuertes por Mau, pero no sabía si iba a poder hacerlo. El saber que Mau moriría en tan sólo unos meses me destrozaba aún más que cualquier otra cosa. Mau iba a morir, era un hecho, y mi corazón ya había muerto al enterarme de eso. No podía pensar en cómo sería mi vida cuando Mau muriera y es que, en realidad, no quería saberlo. No soportaba pensar que Mau dejaría de vivir en poco tiempo, aún me negaba a eso, pero terminé aceptándolo, debí aceptarlo, tenía que hacerlo. A Aidan, Roberta y Franco también les había afectado la noticia, pero más a mí que a todos, incluso me afectaba más que al mismo Mau. Él se había resignado y eso era lo que más me dolía. Los últimos dos meses después de la noticia sobre la enfermedad de Mau, todos nos dedicamos a ayudarlo con las cosas que había escrito en su lista de "cosas que debo hacer antes de morir"; Mau ya había comprado un cactus, plantó un árbol, donó su cabello y todos junto con él recogimos basura de la playa, también fuimos a un buffet y comimos todo lo que pudimos; Mau tuvo indigestión durante una semana y en ese tiempo no hizo más nada que quejarse sobre que ir a un buffet fue la peor cosa que pudo escribir en su lista. Todos estuvimos muy unidos a Mau y estuvimos verificando que siguiera su tratamiento. Mau había discutido con todos por el hecho de que ahora estuviéramos pendientes a él todo el tiempo porque eso le hacía creer que sentíamos lástima por él y quiso alejarnos, pero todos hablamos con él y le hicimos ver que no era lástima, era amor, siempre sería amor; Mau terminó comprendiendo eso, o eso parecía, y entonces todos disfrutábamos estando juntos. Mi amistad con Dani había vuelto y ahora era mejor que antes, hablábamos prácticamente todos los días y ella planeaba visitarme pronto, también quería ver a Mau y estar con él, "odiándolo", pero apoyándolo. Los padres de Aidan se enteraron que él tocaba en un bar, pero al fin comprendieron y empezaron a apoyar a apoyar a su hijo en todas sus decisiones. Aidan y Roby planeaban formar una banda, pero por el momento eran un dueto un tanto famoso que se presentaba todas las noches en el bar de Franco; ellos buscaban un nombre para su dúo y Mau eligió "Maurus", su propio nombre en latín. Aidan dijo que nunca lo haría, pero terminó aceptando mi amistad. Desde que Mau nos confesó que tenía sida, Aidan estuco conmigo siempre, pero sólo como mi amigo, por el momento se conformó con mi amistada, pero yo sabía que eso dudaría poco. Mi confusión sobre la atracción que sentía hacia Mau terminó, y ahora estaba completamente segura de que la única persona que me gustaba y a la que iba a amar siempre, era Aidan, Aidan era mi verdadero amor y Daniela me ayudó a entender eso. Claro que amaba a Mau y lo amaría siempre, pero él lo dijo: "nosotros somos felices siendo amigos, no novios" y era verdad, Mau y yo funcionábamos mejor siendo amigos, hermanos, y mi destino era amar a Aidan y estar con él siendo novios, no amigos; por eso sabía que el que él se haya conformado con tener mi amistad duraría poco.
–¿Alguna vez has leído Don Quijote de la Mancha? -preguntó Mau quien estaba tumbado en su cama cuando entré a su habitación al llegar a casa después de clases-
–Un clásico, por supuesto -respondí sentándome frente a él-
–¿Qué tan bueno es?
–No, aquí la pregunta es: ¿planeas leerlo? -dije sorprendida-
–Leer es lo único que puedo hacer ahora -respondió encogiendo los hombros-
–No entiendo porqué ya no quisiste ir a clases -pregunté y Mau volvió a encoger los hombros-
–No tiene caso, ni siquiera podré graduarme. Además, ahora aprovecho mi tiempo haciendo cosas productivas, como leer -explicó-
–Ir a clases también es productivo
–No cuando estás a punto de morir
Mau dejó de ir a la escuela hace un par de semanas, él argumentó que ya no tenía caso hacerlo, pero en realidad cada vez estaba más débil y no tenía fuerzas para presentarse en clases.
–Encontré en internet una lista con los mejores libros que tienes que leer antes de morir -explicó Mau- Eran como 268, no creo que pueda leerlos todos -cada que podía, Mau hacía comentarios referentes a su muerte-
–Mau... -dije negando con la cabeza-
–Es la verdad -se limitó a decir- Don Quijote de la Mancha era el primero de la lista
–¿Cuál era el último?
–Matar un ruiseñor, o algo así
–Podrás leerlo -dije y le sonreí-
–Ok -dijo y me devolvió la sonrisa- Si no sigo el orden de la lista, pues claro que podré leerlo
–¡Mauro! -dije molesta-
–Es la verdad -volvió a decir y a encoger los hombros-
–¿Tomaste ya tus antirretrovirales? -pregunté acercándome a donde estaba el frasco de los antirretrovirales-
–No, se terminaron -respondió sin preocupación-
Tomé el frasco de los antirretrovirales y me di cuenta que estaba lleno.
–Oh, ¿en serio? -pregunté molesta-
–Te juro que creí que ya no había -mintió-
Decepcionada negué con la cabeza.
–¿Por qué? -pregunté haciendo referencia a que no había tomado sus antirretrovirales-
–No tiene caso -dijo como si no le importara-
–Sí lo tiene. Tienes que seguir tu tratamiento
–¿Para qué? No sirve de nada, igual voy a morir -dijo Mau con frustración-
–¡Sirve! -también dije con frustración- Esto te mantiene bien, te mantiene fuerte
–¡Estoy bien sin eso! -gritó y me arrebató el frasco de los antirretrovirales-
Mau se dirigió al baño y lo seguí, pude ver como arrojó los antirretrovirales al inodoro.
–¿Qué carajos hiciste? -dije exaltada-
–Entiéndelo, no tiene caso
–¡No! ¡Entiéndelo tú! ¡Deja de ser inmaduro y afronta tu realidad! -grité con frustración-
–Voy a morir tomando los antirretrovirales o no, esa es mi realidad. Voy a morir de todas formas, lo entiendo. Yo tengo la culpa, yo me acosté con esa chica y me contagié, yo bebí alcohol y no seguí mi tratamiento, yo arrojé los malditos antirretrovirales por el inodoro, yo lo hice, yo tengo la culpa -se culpó con frustración- Afronto mi realidad, en serio, lo hago. Sé que voy a morir y sé que no hay nada que pueda evitarlo. Seguir el jodido tratamiento no me ayudará, igual voy a morir
Al escuchar a Mau decir todo eso, mis lágrimas empezaron a correr por mis mejillas.
–Te ayudará y te mantendrá bien
–Sólo por unos meses, o quizá ni siquiera eso -dijo haciendo un gesto de molestia-
Negué con la cabeza y sequé mis lágrimas.
–Iré a comprar más -dije y salí de su habitación-
Al salir del departamento choqué con Aidan quien estaba a punto de entrar.
–Lo siento -me disculpe en seguida-
–Oh, ¿estás bien? -preguntó mostrándose preocupado-
–Sí -me limité a decir- Voy a la farmacia a comprar más antirretrovirales para Mau -expliqué-
–Te acompaño -ofreció, pero yo me negué-
–No, está bien. Quédate con Mau, él te necesita -pedí empezando a caminar, pero Aidan me hizo detener-
–No, tú me necesitas. Ese "sí" no me convenció. ¿Te acompaño y me cuentas?
–Ok -terminé por aceptar-
De camino a la farmacia le conté a Aidan lo que acababa de suceder con Mau.
–¿Y los arrojó por el inodoro? -preguntó Aidan cuando salimos de la farmacia después de haber comprado los antirretrovirales-
–Eso fue lo que dije
–Wow
–¿Sólo "wow"? -pregunté con molestia-
–Sí. Es que, lo entiendo, ¿sabes? Entiendo que Mau se sienta así, entiendo que se culpe -mientras Aidan decía esto yo lo veía con el ceño fruncido-
–¿Entiendes que se haya rendido? -pregunté manteniendo el ceño fruncido-
–Es lo mejor que puede hacer -dijo restándole importancia-
–¿Qué? -pregunté con indignación-
–Es mejor eso a que se aferre a la vida y sufra aún más -explicó-
–¿Sabes qué es lo que yo entiendo? Entiendo que tú también te rendiste -dije y empecé a caminar dejando a Aidan atrás-
–¡T/N, espera! -dijo Aidan alcanzándome, tomándome del brazo y girándome hacia él-
–¡Suéltame! -dije zafándome de su agarre-
–Tú también tienes que entenderlo. Creo que es mejor ver a un Mau aceptando su final y resignándose a ver a un Mau triste y aferrándose a la vida. ¿O acaso quieres ver a un Mau aferrado y sufriendo más de lo que ya lo hace?
Las palabras de Aidan sonaban tan crueles y dolían demasiado, pero dolía más saber que él tenía razón.
–Quiero ver a un Mau feliz -dije caso gritando-
–Aunque parezca increíble, Mau es feliz. Nos tiene a nosotros, te tiene a ti; él es feliz
–Una persona resignada no puede ser una persona feliz
–Entonces Mau es la excepción. ¿Quieres que Mau sea feliz? Entonces concentrémonos en eso: sigamos con su lista y sigamos apoyándolo -dijo Aidan haciendo un gesto de obviedad-
–Y sigamos ayudándolo con su tratamiento. Él tiene que tomar esto -dije mostrando el frasco de antirretrovirales-
–¿Y si él no quiere hacerlo?
–Él debe hacerlo -dije con determinación-
Aidan y yo llegamos al departamento y pasamos como 268 horas intentando que Mau tomara sus antirretrovirales.
–Vamos, no te comportes como un niño pequeño. ¡Tómalos! -grité-
–¡Dije que no! -respondió Mau en un grito-
–Por favor -supliqué-
–Vamos -insistió Aidan-
–No quiero -volvió a negarse Mau-
–Ok, hagámoslo -dije indicándole a Aidan que sujetara a Mau mientras yo tapaba su nariz obligándolo a tener que abrir la boca para poder respirar y entonces hice que tragara las píldoras-
–¡Listo! -sonreí-
–¡Bien hecho! -dijo Aidan sonriendo-
–¿Necitas agua? -pregunté a Mau-
–De hecho -respondió Mau quien casi se atragantaba con los antirretrovirales-
–Tienes que seguir tu tratamiento, por favor -dije sirviéndole el agua-
Mau negó con la cabeza.
–Ahora iré a vomitar. Oh no, esperen, soy sidoso, no bulímico -bromeó Mau-
–Eres idiota -dije rodando los ojos-
–Era broma, era broma -dijo riendo- Realmente no me haré vomitar las píldoras y seguiré mi tratamiento, ¿felices? -rodó los ojos-
Aidan y yo sonreímos victoriosos mientras nos veíamos directamente a los ojos.

Aidan Gallagher, ¿mi verdadero amor? (Aidan y tú) [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora