CAPÍTULO 22

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"Una nueva oportunidad"

Aquél día después de la graduación de Aidan y Roby, Mau y yo dejamos Roma para seguir nuestro viaje turístico por otras ciudades de Italia. Habíamos visitado varias ciudades de Italia en poco tiempo y habíamos disfrutado de eso. En ese tiempo, Aidan y yo estuvimos hablando, de cierta manera yo me sentía liberada porque parecía que todo estaba resuelto; aunque sabía que aún había cosas por solucionar con él, preferí no preocuparme en ese momento. Mau y yo pasábamos nuestro último día en Venecia para luego regresar a Roma, y él insistía en ir a pasear en góndola por el canal de Venecia. 
–¡Por favor! -Mau llevaba suplicando como 268 horas-
–No. Ya es tarde, a esta hora no debe haber nadie y no podremos pasear en góndola. Además, mañana regresamos a Roma, bueno, yo a Roma y tú a tu casa; mejor vamos a dormir ya
–Por eso, hoy es mi último día en Italia. Hoy es el último día en el que vamos a estar juntos, quién sabe cuándo nos volvamos a ver -chantajeó- Por favor, vamos a pasear en góndola, ¡por favor! -volvió a suplicar-
–Ugh, está bien -dije estando harta de sus súplicas-
Mau y yo salimos del hotel en el que nos hospedábamos para dirigirnos a las canales de Venecia, que, afortunadamente estaban un poco cerca de aquél hotel. Como ya era tarde, no había nadie en las calles y la única luz que nos alumbraba en el camino era la de la luna.
–¿Trajiste el mapa? -pregunté por si acaso- Lo que menos quiero es perderme en las calles de Venecia en plena oscuridad
–No, pero no te preocupes, sólo sigue el camino de libros -dijo sonriendo e hizo un gesto indicando que siguiera caminando sola-
Confundida seguí caminando hasta el primer libro y lo levanté del piso. "Libros de drama, tus favoritos, espero que aún no tengas ninguno de estos en físico", decía la nota que tenía en su portada el primer libro. Seguí el camino de libros hasta llegar al gran canal donde me sorprendí al ver a Aidan esperándome. La verdad yo había creído que todo aquello lo había hecho Mau porque quizá no nos volveríamos a ver en mucho tiempo, pero también creo que era un tanto predecible que aquello fue planeado por Aidan. 
–Gracias por los libros -dije sonriendo ligeramente-
–Ven -se limitó a decir Aidan tomándome de la mano para subir a la góndola que nos esperaba-
Una vez que subimos, el gondolero empezó a remar por el gran canal de Venecia.
–¿Ya cenaste? -preguntó Aidan cuando la góndola partió-
–No
–Que bien porque hay pizza -sonrió-
–Además de libros, ¿planeas comprarme con pizza?
–Oh no, yo no quiero comprarte. Yo ya te tengo -dijo sonriendo sintiéndose seguro de lo que acababa de decir-
Aidan me dio una rebanada de pizza y yo sólo sonreí.
–Todo esto es tan sorpresivo -confesé mirando a mi alredeor-
–Ese era el objetivo, sorprenderte -dijo sonriendo-
–Felicidades, lo lograste -sonreí- ¿Cuándo planeaste todo esto? -pregunté con curiosidad-
–Cuando comprendí finalmente que no quiero volver a perderte y que necesito que estemos juntos, necesito que te quedes conmigo
–¿De verdad quieres eso? 
–Eso es lo que más quiero en la vida. T/N, déjame recuperar el tiempo perdido, déjame entrar de nuevo en tu vida, y así podré cumplir mi promesa
–Estuve esperando esto por más de dos años, negarme ahora sería un completa idiotez -sonreí ligeramente-
–¿Eso quiere decir que sí me darás una nueva oportunidad? -preguntó Aidan sonriendo-
–Sí -me limité a decir y luego sonreí-
–Me hubiese gustado escribir una canción para este momento, pero no soy bueno expresando con palabras lo mucho que te amo
–Ni con hechos -musité-
–¿Qué? -preguntó Aidan confundido-
–Que no es necesario que escribas una canción 
–No, pero quiero hacerlo. Prometo escribir una canción para ti -dijo sonriendo-
–No, no, ¡no! No prometas algo que sabes que probablemente no vas a cumplir
–¡Oye! -refutó indignado- Claro que puedo escribirte una canción
–No te arriesgues -dije y Aidan rio-
–Ok, ¿te parece si mejor escribimos una canción juntos?
–Sí, eso suena mejor
–Escribiremos nuestra canción -reafirmó-
–Algún día lo haremos -concluí la reafirmación y luego ambos sonreímos-
–Mientras tanto permíteme cantarte algo -dijo empezando a tocar su guitarra-
Aidan cantó una canción que yo jamás había escuchado, pero eso no me impidió disfrutar de su maravillosa voz, además, la canción era linda.
–Ahora tú permíteme besarte -dije cuando terminó de cantar y luego le di un pequeño beso en los labios-
No conforme con mi pequeño beso, Aidan regresó sus labios a los míos y volvimos a besarnos. Aquél beso fue el más profundo y apasionado de mi vida, durante este, las manos de Aidan se deslizaron de mis mejillas a mi cuello y sus pulgares apretaron mi garganta con suavidad. Después de unos segundos, separamos nuestros labios y ahora nuestras frentes se juntaron; Aidan y yo estábamos recargados frente con frente y ambos manteníamos los ojos cerrados.
–Te extrañé tanto -dijo Aidan en suspiro-
–Y yo a ti
–Diliget te (te amo) -dijimos al unísono y luego reímos ligeramente-
Esa noche, Aidan y yo regresamos al hotel donde me hospedaba después del paseo en góndola y de una hermosa noche estrellada.
–¿Durmieron juntos? -preguntó Mau al amanecer cuando bajó a desayunar conmigo y con Aidan-
–Sí, pero no es lo que piensas, pervertido -dije aclarando que entre Aidan y yo no había pasado nada más que besos la noche anterior-
–Yo no pensé en eso -declaró Mau- Sé que no puedes, o mejor dicho, no quieres -dijo y yo le di una mirada fulminante-
–Soy yo quien no puede y no debe -dijo Mau en su mente-
–¿Qué? -preguntó Aidan confundido después de que Mau habló-
–Nada -dije nerviosa-
–Es hora de regresar a Roma -dijo Mau cambiando la conversación-
Cuando llegamos a Roma, Aidan se despidió y regresó a su casa. Como aún quedaban unas horas para el vuelo de regreso de Mau, él y yo fuimos a mi nuevo departamento. Un departamento amueblado que mis padres habían comprado para mí cuando decidieron pagarme una universidad en Roma. Cuando entremos al mencionado departamento, pudimos ver que mis padres ya enviado habían todas mis cosas a Roma. Había como 268 cajas y maletas en el departamento.
–Entonces vivirás aquí, ¡¿sola?! -preguntó Mau dramatizando después de recorrer conmigo mi nuevo departamento-
–Bueno, estuve pensado en tal vez pedirle a Aidan que venga a vivir conmigo -confesé mi idea-
–¿Sí?
–Sí, pero si no acepta, entonces sí viviré sola 
–No creo que estés lista para eso -dudó Mau-
–¿Para vivir sola?
–Ajá
–¡Por supuesto que estoy lista! -fingí con seguridad y Mau negó con la cabeza-
Debo admitir que Mau tenía razón, yo no estaba lista para vivir sola. Sólo esperaba que mi vida universitaria en un departamento sola en Roma no fuera tan mala.
–Explícame, ¿cómo vas a preparar tu comida?
–Pues...
–Ni siquiera sabes encender un fósforo
–Y por eso desayunaré, comeré y cenaré pizza todos los días -admití-
–¿Y qué va a pasar cuando la pizza te aburra?
–No creo que eso pase. Igual, trataré de convencer a Aidan para que acepte vivir conmigo
–¿Así que sólo quieres que Aidan venga a vivir contigo para que te cocine?
–Debo admitir que esa es la razón principal -dije y ambos reímos-
–Te ayudaría a desempacar y a ordenar tus cosas, pero un vuelo me espera -dijo Mau esbozando una sonrisa atenuada-
–Espero que el avión no caiga -dije bromeando-
–¿Te crees graciosa? -rodó los ojos-
–No, yo sólo digo que de verdad espero que el piloto no cometa ningún error que provoqué la muerte de los pasajeros -volví a bromear-
–¡T/N! -advirtió-
–Ok, ok, ya. Te voy a extrañar mucho -dije y lo abracé- ¿Prometes llamar todos los días? -pregunté en medio del abrazo-
–Oye, mi nombre es Mau, no Aidan, yo sí llamaré -dijo y reímos ligeramente-
–Cuando llames te leeré Fangirl
–Olvídalo, me llamo Aidan -dijo y volvimos a reír- Ok, T/N, quita tus brazos de espagueti de mi torso porque debo irme
–No quiero
–No me importa -bromeó- 
Los abrazos de Mau me hacían sentir segura y protegida, disfrutaba mucho al abrazarlo y casi nunca quería soltarlo. Además, era difícil pensar en que pasaría un buen rato antes de volver a verlo, así que esa vez me aferré a su torso.
–¡Quí-ta-los! -gritó en mi oído-
–Ok, ya -dije aturdida y dejando de abrazarlo-
–No quiero decir "adiós", pero debo irme -dijo Mau esbozando una sonrisa atenuada-
–Entiendo -dije sonriendo atenuadamente también-
–Te veré pronto, ¿sí? -sonrió-
–Eso es lo que deseo
Mau me dio un último abrazo y luego se marchó.

Aidan Gallagher, ¿mi verdadero amor? (Aidan y tú) [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora