CAPÍTULO 45

430 54 0
                                    

"Mau estuvo aquí"

Semanas después. Entré a la habitación de Mau después del último día de clases antes de las vacaciones de invierno y puse una mochila llena de pinturas en aerosol en la cama de Mau frente a él.
–Hola -dije sonriendo mientras me sentaba frente a él junto a la mochila-
–Hola
–Para ti -señalé la mochila-
–¿Qué es?
–Ábrela
–¿Sprays, pintura en aerosol? -preguntó Mau sonriendo después de abrir la mochila-
–Debemos seguir haciendo las cosas de tu lista -sonreí- Ya que hoy fue el último día de clases, graffitearemos la escuela, lo haremos esta noche
–Ok, espera... dijo sonriendo mientras se levantaba de la cama, tomó dos de sus gorritos, uno rosado y uno de color amarillo, también tomó unas tijeras y luego regresó a la cama-
–¿Qué haces? -inquirí-
–Hago orificios; ojos y boca, servirán como capuchas -explicó- ¿Hago un orificio para la nariz también?
–No creo que sea necesario
–Ok. Ten, pruébatela -sonrió expectante-
Me puse el gorrito, o la ahora capucha rosada. No entendí porqué Mau no eligió gorritos de color negro para convertirlos en capuchas, pero supuse que eso era lo de menos.
–Sí, luces como toda una delincuente -dijo Mau después de que me probé la capucha y ambos reímos-
Al anochecer, cuando llegó el momento de dirigirnos a la escuela para graffitearla, no pude evitar ponerme nerviosa y la euforia que sentía horas antes por cometer tal vandalismo sólo porque Mau lo escribió en su lista se esfumó dejando sólo ansiedad.
–¿Estás seguro de que la escuela no tiene guardias? -pregunté antes de salir de casa-
–Sí, y menos ahora que empezaron las vacaciones. Sólo haya cámaras de seguridad que cubriremos con pintura -explicó Mau mientras guardaba las últimas latas de pintura en su mochila-
–¿Y si nos reconocen antes de cubrir las cámaras?
–Vamos encapuchados, ¿recuerdas? No nos reconocerán
–¿Y si de pronto se encienden láseres?
–La escuela no tiene tanta tecnología ni tal seguridad
–¿Y si sí?
–Entonces esquivaremos los láseres. ¿Estás lista? -preguntó poniéndose la mochila y reacomodándose su capucha amarilla-
–No realmente
No estaba lista en lo absoluto, de hecho, quería vomitar.
–T/N...
–Está bien, sólo explícame cómo vamos a entrar -pregunté con inquietud-
–No, ya te lo expliqué como 268 veces
–Una vez más, por favor -súpliqué-
–T/N -suspiró y tomó mis mejillas entre sus manos- Escucha, todo estará bien, ¿si? No estés nerviosa, no nos reconocerán, no nos descubrirán, no pasará nada -trató de tranquilizarme- Lo único que va a pasar es que vamos a disfrutar al graffitear -sonrió y quitó las manos de mi rostro- Ahora, ponte tu capucha y vámonos
–¿Y si sí nos descubren y vamos a prisión? -pregunté después de colocarme la capucha-
Mau volvió a suspirar.
–Eso no pasará, pero si pasa, diré que todo fue tu idea, que me obligaste a hacerlo y que yo accedí porque no estoy en el total de mis facultades mentales, así me salvaré de ir a prisión, pero no te preocupes, te iré a visitar -sonrió-
–"No estoy en el total de mis facultades mentales", ya lo creo -rodé los ojos- Pero Mau, es en serio, ¿qué pasa si vamos a prisión?
–Ya te dije que yo no iré a prisión, pero en caso de que tú sí, alégrate porque tendrás visitas conyugales de Aidan -dijo y rio, mientras yo volví a rodar los ojos- Ok ya, deja el drama
–Y tú las bromas -dije y esta vez Mau rodó los ojos-
–No nos pasará nada, tranquila -dijo y me dio un beso en la frente sin importar que la capucha la cubriera- Vamos -sonrió para darme tranquilidad-
–Ok -dije aún insegura, pero era tarde para arrepentirme, Mau y yo ya habíamos llegado a la escuela-
Al llegar a la escuela, entramos como Mau lo había planeado, abriendo las puertas con un paperclip.
–Ok, ¿estás lista? -preguntó Mau cuando llegamos al pasillo principal donde había dos cámaras de seguridad-
–Supongo -dije con nerviosismo-
–Bien, tú cubres esa -señaló la cámara de la izquierda- Y yo esta otra -la de la derecha- ¡Ya! -ordenó y ambos cubrimos las cámaras con pintura- Ok, ahora sí, ¡que empiece el graffiti! -dijo sonriendo-
–¿Hay más cámaras? -pregunté aún nerviosa-
–Según yo no, pero está alerta y si ves otra, la cubres con pintura -dijo y asentí con la cabeza-
 Mau y yo recorrimos toda la escuela dejando pintura por todas partes.
–Este es el salón de tu profesor de matemáticas, ¿cierto? -preguntó Mau cuando entramos a un salón-
–Sí -me limité a responder-
–Adelante, cobra venganza y llénalo de pintura -ordenó Mau-
–¿Por qué me vengaría?
–Tú odias las matemáticas 
–¿Y?
–Supongo que también al profesor por impartir tal clase
–Supones bien -dije sonriendo y empecé a manchar con pintura todo el salón de mi odioso profesor de matemáticas-
Después de acabar con ese salón, entremos a otro.
–Que estúpidos son los profesores al no cerrar sus salones con llave, ¿no crees? -dijo Mau burlándose-
–Sí -asentí riendo-
Cuando entramos a otro salón Mau empezó a derribar las sillas.
–¿Qué haces? Dijiste que sólo graffitearíamos, o bueno, sólo llenaríamos de pintura todo, no destruiríamos salones, no así -dije con tono molestia-
–No lo estoy destruyendo, sólo estoy tirando las sillas al piso -dijo encogiendo los hombros-
–Mau... -advertí-
–Inténtalo -dijo sonriendo-
Me atreví a tirar una silla.
–¿Y? -preguntó sonriendo después de verme derribar la silla-
No respondí, me limité a sonreír, pero a la vez negué con la cabeza.
Después de un rato Mau y yo ya habíamos manchado con pintura toda la escuela, sólo quedaba la biblioteca.
–No, la biblioteca no -súpliqué-
–Tenemos que hacerlo. Piensa, ¿quién es la persona que más ama los libros en esta escuela?
–¿El profesor de literatura? -pregunté y Mau rodó los ojos-
–¡Tú! Si nos vamos sin llenar de pintura la biblioteca, sospecharán
–Pero nadie sabe que soy una lectora
–Lo descubrirán. Vamos -dijo y entramos a la biblioteca- Bien, toma algunos y guárdalos en tu mochila
–No, eso es robo
–¡Por favor! Mira el tamaño de esto, aquí hay como 268 millones de libros, toma algunos y el resto llénalo de pintura
–No -volví a negarme-
–Vamos, ¿quieres libros en físico, o no? -insistió-
–Pues, sí -admití-
–Entonces hazlo
Tuve que ceder, pero la biblioteca era un lugar sagrado para mí, así que sólo me dediqué a llenar pequeñas partes de pintura y luego fingí que mis sprays se habían terminando, pero para mi desgracia, Mau sí se dio el lujo de manchar con pintura desde las paredes hasta las páginas de los libros. Y sí, también tomé algunos libros y los guardé en mi mochila como lo había sugerido, o mejo dicho, como lo había ordenado, Mau; supongo que él creyó que me estaba haciendo un favor al hacerme robar algunos libros de la biblioteca, pero en realidad me hizo un daño al obligarme a manchar la biblioteca con pintura.
–¡Ya! Terminamos, es todo. Vámonos de aquí -me apresuré a decir antes de que Mau se diera cuenta que aún le quedaba una estantería de libros por manchar-
Cuando por fin salimos de la escuela, Mau quiso que nos detuviéramos para poder dibujar algo justo en la entrada,
–No, vámonos -dije alterada-
–Espera y vigila la calle -ordenó Mau-
–Está bien -dije haciendo un gesto de molestia-
Di la vuelta y caminé unos pasos hacia adelante para vigilar que nadie viera.
–¡Mau! ¡Que asco! ¡No seas vulgar! -dije casi gritando cuando giré ligeramente para ver lo que dibujaba Mau-
–No es lo que crees, es un cactus -explicó-
Dudé de lo que dijo Mau, pero después recordé que tenía una obsesión con los cactus porque su simbología le parecía fascinante, entonces confié en que decía la verdad. De todas formas, Mau también dibujó un pene.
–¿Ya? -pregunté con impaciencia-
–Sí, ya
Di la vuelta y vi que Mau había escrito un "Mau estuvo aquí".
–¿Eres idiota? -dije casi gritando- No puedes escribir tu nombre, nos descubrirán
–Oh, espera, lo arreglaré -dijo e intentó corregirlo- ¡Listo! -sonrió-
–"Mauricio" es con "c", no con "s", idiota
–Oh
–Como sea. Vámonos -dije y Mau asintió con la cabeza-
–¡Corre! -dijo y me tomó de la mano para hacerme correr con él-
–¿A dónde nos dirigimos? ¿Por qué no estamos yendo a casa? -pregunté cuando Mau al correr tomó un camino diferente al que usábamos para llegar a nuestro departamento-
–Tenemos que deshacernos de la evidencia. Quítate la capucha -ordenó y dejamos de correr-
–Ok 
–¿Ves ese contenedor de basura? -preguntó señalando un contenedor de basura que yo aún podía ver-
–¿Cuál?
–El que está ahí en la calle, junto a esos árboles -explicó-
–Que gran descripción -dije en mi mente-
–Oh sí, ya lo veo -dije después de 268 horas-
–Ahí las latas de pintura y las capuchas -dijo y asentí con la cabeza-
–¿Y si investigan, dan con este contenedor y descubren nuestras huellas dactilares? -pregunté cuando llegamos al contender de basura y empezamos a deshacernos de las cosas-
–T/N, ¿cuánto cine de acción, espías, persecuciones y agentes del FBI has visto?
–¿Y tú?
–El camión de la basura pasa temprano, vacían el contenedor, se llevan la basura y la trituran
–Ok, pero y si querías deshacerte de las evidencias, ¿por qué me hiciste robar libros?
–Ya te lo dije, nadie notará 8 libros menos de esa gigantesca biblioteca 
–¿Dónde estaban? -gritó Daniela cuando Mau y yo por fin llegamos a casa-
–Dios, había olvidado que seguías aquí -dijo Mau un poco espantado por el grito de Dani-
–Estábamos graffiteando la escuela -expliqué-
–¿Qué? -preguntó Daniela con confusión-
–Mau lo escribió en su lista -volví a explicar-
–¿Cuándo te vas? -preguntó Mau a Daniela-
–Oh, ¿te urge mucho que lo haga?
–Es en serio, ¿cuándo te vas?
–En un par de días
–¿Por qué? -quise saber-
–Porque, ahora estoy bien, ¿sabes? Pero llegará un momento en el que estaré totalmente débil y en que ya no podré viajar. Quiero regresar a casa con mis padres, quiero hacerlo antes de que no pueda -explicó- ¿Qué dices? ¿Te gustaría pasar las vacaciones de invierno en casa y en el Starbucks al que solías ir todas las tardes? -propuso esbozando una sonrisa-
–Sí -dije sonriendo-
–¿Entonces regresaremos todos juntos? -cuestionó Daniela-
–Sí; tú, Mau, Aidan y yo, y Roby y Franco también si lo desean
–Sí -confirmó Mau sonriendo-
–Oye, sé que esto va a ser extraño porque nos odiamos y así, pero, ¿puedo darte un abrazo? -pidió Daniela a Mau-
–¿Por qué? ¿Porque moriré pronto y me tienes lástima?
Daniela negó con la cabeza.
–Porque en realidad no te odio, te quiero y te admiro -dijo Daniela y se arrojó hacia Mau abrazándolo con efusividad-
–Oh, ok -dijo Mau con sorpresa-
No puede evitar sonreír al presenciar aquella escena.
–Ven tú también -dijo Mau sonriendo y me uní a su abrazo con Daniela-

Aidan Gallagher, ¿mi verdadero amor? (Aidan y tú) [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora