capítulo 25

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Irina Vacolov.

Me pongo el vestido rojo, acompañado con mis labios color vino tinto.

Hoy, seré yo quien será la primera mujer en el mundo de la mafia quien haga cada uno recordar por que nació.

Por último los tacones rojos y salgo de la habitación del hotel.

No quería salir de casa por qué se perfectamente que me están vigilando y no quiero ninguna sospecha que me haga planear de nuevo.

Camino cuando mi teléfono suena.

Sin nisiquiera ver quién contesto.

— Reina — sonrió mientras camino con todas las mirada encima mía.

— ¿Algo más que deba saber? — sonrió la salir y todos nuestros hombres me esperan.

— Nada más lo sabes todo, ahora quiero que enseñes al mundo quién eres y qué cuando te vean que vean sus vidas pasar enfrente suya en segundos  — subo al coche.

— Echo — sin más corto la llamada y guardo el teléfono en mi bolsillo.

El coche tarda diez minutos en llegar.

Bajo y veo como los hombres se fijan en mi.

Camino adentrándome en el club, sin importarme las pistolas que me están apuntando arriba.

Tan estúpidos, creiendo que no iba a estudiar el terreno.

Llegó a la entrada, donde veo a cinco hombres sentados en una mesa y chicas sentadas en sus piernas.

Sonrió y camino hasta que me para un guardaespaldas.

— ¿Vas a tocarme el culo o las tetas para ver si llevo arma? — el chico aparta la mirada y se quita.

Los ojos de los hombres se fijan en mi y cada mirada me mira diferente.

Lujuria, deseo, burla, juego y superioridad.

— Buenas noches señores — sin más me siento en la silla asignada para mi.

— ¿Dónde está tu hombre? — sin aguantarlo sale de mi un carcajeada dejándolos mirarme sin entender.

— Aquí quién vais hacer con ella negocios soy yo, dirás mi esposo se está ocupando de algunas cosas y como me imagino que no sabréis quién soy me presento soy Irina Vacolov — todos se quedan congelados y me encanta lo que estoy viendo.

— Esto es imposible no podemos hacer negocios con una mujer — sonrió y me levanto.

Camino dando la vuelta a la mesa hasta llegar al hombre que acaba de soltar una semejante estupidez.

La chica que está encima de él se ríe y yo saco mi pistola y apunto a la cabeza de la chica.

Ninguno se mueve por qué saben que si alguen saca la pistola empezará una guerra interesaría.

Camino hasta quedar enfrente de la chica que me mira con superioridad.

— ¿Te gusta que te traten como un objeto o mejor dicho que te hagan casarte con ellos y ser una máquina que lo único que hace es hacer hijos y limpiar la casa mientras él está metiendo su polla en otro agujero que es más fácil que el tuyo? — ella no responde así que solo aprieto el gatillo haciendo que la bala atraviese su cabeza.

>>> — Entonces no me sirves ni a mi ni al mundo por desgracia — el cuerpo cae y el hombre nisiquiera se molesta en verla.

— Bueno como íbamos, desde ahora soy yo quien vais a respetar a menos que queráis las cabezas de vuestros seres queridos en una bandeja de oro — sonrió por qué todos ponen atención en mi.

YO TU REY Y TU MI REINA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora