capítulo 39

5.9K 350 146
                                    

Irina Vacolov.

Mis ojos se abren de repente cuando siento algo suave debajo de mi piel, miro alrededor de la supuesta habitación y me doy cuenta de que no estamos ni en la habitación de Volcar ni la de Sitran así que me pongo de pie.

Esta todo medio oscuro así que por camino a las cortinas y las abro dejando entrar luz y viendo que la ventana está enfrente de la playa.

No jodas, donde me han traído estos locos.

Camino a la puerta pero se abre antes de que yo la toque, dejando ver a una mujer de cuarenta años.

— ¿Tu eres? — le pregunto y miro su vestimenta no está vestida como las sirvientas va vestida de ropa normal.

— Soy la madre que Volcar y Sitran... Bueno la que los crío desde que su madre se fue — asiento y sonrió las mujeres que hacen esto me dan tan buena imagen.

— Encantada soy Irina — estiro mi mano pero ella no la coge solo se cruza de brazos.

— La esposa de mi hijo Sitran, la mujer de él...se quién eres... Y no me gusta como te comportas con el, le das  mucho dolor de cabeza tienes que ser su sumisa darle placer y obedecerle para eso eres su mujer — me quedo congelada ante lo que me acaba de decir, bajo mi mano y la miró ridícula.

— Señor lo primero yo no soy sumisa de nadie y ni de su hijo — miro como su cara de enfada más y la verdad es que me importa muchas mierdas — el es el que me tiene que complacer a mi que para eso es mi esposo — su cara se vuelve roja y paso de su lado saliendo de la habitación pero me coge del brazo.

— No puedes salir así de desnuda — miro mi cuerpo y es verdad estoy desnuda — abajo está Volcar y Sitran vístete decente y además no puedes salir hasta que Sitran no te de el si.

Sale de mi una carcajeada, ¿En qué siglo vive esta mujer?

Me ponen enferma las mujeres así.

No he nacido para ser sumisa de nadie no va a venir ella a decirme lo que tengo que hacer.

Suelto mi brazo de su mano con fuerza y bajo las escaleras mientras escucho como chilla detrás mia.

— No puedes... Vas a ponerlos de malas, tienes que respetarlos ellos son los hombre y tú eres la mujer — cierro los ojos por un segundo y sigo mi camino, me está doliendo la cabeza.

Llego al salón donde veo a los dos idiotas sentados y cada uno mirando su teléfono.

— ¿Que hago aquí? — les pregunto a los dos mientras que me miran y recorren mi cuerpo.

— ¿Has despertado? —pregunta Sitran y la mujer llega a mi lado y mira sus estúpido hijos.

— Mis niño, está muchacha es mala educada mira como está hablando con vosotros — río elevando la voz lo que me faltaba.

— Madre ella es mi mujer no pasa nada — arqueo la ceja hacia Sitran que se calla de repente.

— No soy mujer de nadie estúpido — que ni crea que aún no estoy enfadada de lo que hizo.

Escucho un jadeo de sorpresa de la mujer a mi lado y solo sonrió que escuche que las mujeres podemos hacer lo que nos de la gana y nadie puede decir ni mu.

— Cuñada veo que tienes más fuerzas que antes — bajo la vista a la mesa cuando veo una piedra de decoración la cojo y se la tiro y el ríe mientras usa la almohada de escudo.

— Callate estúpido y responderme donde estoy — los dos se miran entre sí y luego miran a la vieja de mi lado que asiente y se va porfin.

— Estás en una isla a tu nombre — me sorprende por qué yo nunca comprensión una.

YO TU REY Y TU MI REINA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora