JUEGO DE GEMELOS

Parte 30

Holaaa! Mis disculpas por la demora pero por mi trabajo, no me da tiempo de ponerme a tono con las historias. Siento el retraso nuevamente, no puedo prometer actualizaciones seguidas pero haré mi mejor esfuerzo. Gracias por permanecer ahi.

/*/

Ji Hoo terminó de suturar la herida de la mujer que le dirigía miradas amables. Todo parecía ser una desafortunada desavenencia pero él vio más allá y sabía que no era un accidente en absoluto. No era la primera vez que se topaba con casos de violencia doméstica y siempre los remitía a los centros de protección y fiscalía pero sólo un pequeño porcentaje de las mujeres y niños acudían a estos sitios principalmente por miedo.

Puso un vendaje protector y le formuló calmantes y antibióticos. Una vez salió se frotó los ojos cansado. No había dormido mucho esos días y tuvo turnos bastante complejos que aunque le sumaban horas al internado de la carrera que se aproximaba con la universidad, seguían siendo tan agotadores como los de un médico en la cúspide de su carrera.

Pero no lo resentía, todo ello era una distracción para su mente que lo necesitaba con urgencia. En un rincón de su inteligente cabeza se alzaba un pensamiento imperturbable con el rostro y el cuerpo de Oh Ha Ni. Nunca pensó que se podía extrañar tanto a alguien hasta que la conoció, le parecía que lo que sintió por su mejor amiga y por Jan Di palidecía en comparación con Ha Ni; le permitió meterse en su vida y le entregó su corazón con la casi certeza de perderlo quizá para siempre y ahí estaba, como un atractivo muerto en vida. Mantenerse alejado era una empresa que le era difícil llevar a cabo y hasta para él era claro que tendrían que verse las caras antes de que se marchara.

Si, ya sabía que lo haría y una gran parte de él deseaba impedírselo, completamente, como si fueran los deseos de otra persona y no los suyos siempre tan sensatos, pero otra pequeña conciencia le decía que ella marchándose sólo era por un excelente motivo. Superarse debía ser importante para todo el mundo pero el egoísmo de no dejar ir a los que se quieren también era un factor a tener en cuenta. Y aunque no se consideraba egoísta no podía dejar de pensar en que estaba dejando que el verdadero amor de su vida se fuera.

¿Como se podía confiar en un amor así?

¿De verdad estaba tan confundido que no supo ver que ella quizá, sólo quizá, seguía queriendo a su hermano?

No, los ojos de alguien tan sincero no podían mentir así y los de ella menos.

Ella le había entregado algo valioso y él la atesoraba de la misma manera. Valía la pena realmente separarse solo para que alguno de los dos entendiera que no podían vivir sin el otro.

Tampoco cruzó por su cabeza el hecho de intentar hablar con su hermano de ese tema. Aunque no lo dijeran claramente el vínculo que compartían le decía al uno y al otro lo que necesitaban saber. Eran gemelos enamorados de la misma mujer lo cual a la postre no era algo tan descabellado, ese vínculo de amor pudo forjarse en ambos y transmitirse a Ha Ni.

Como ya no tenía más consulta decidió irse a casa a ver si podía echar una cabezada, lo suficiente para descansar pero no tan larga como para rumiar en su pasado y preocuparse por el futuro.

Durante el trayecto en la avenida casi sucumbió al impulso de viajar hacia el barrio de Oh Ha Ni y quizá tener la oportunidad de verla así fuera de lejos, mas apretó el volante y simplemente se encaminó donde al menos podría sentirse mas tranquilo y poder dar algo de sosiego a su turbulenta mente.

Estacionó con parsimonia y miró hacia su propiedad pensando en lo grande que era y lo solitario que se sentía en ella. Pero era el legado de su familia y quería conservarlo de esa manera. Una vez adentro se cambio el calzado y dejó colgada la bata y el abrigo estirando sus brazos sobre la cabeza inconsciente de lo atractivo que podía verse contra los rayos del sol naciente.