Parte 3

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Cuando Ha Ni vio la cara impasible del doctor Yoon intentó no sacar conclusiones de lo que el joven practicante debía estar pensando de ella y seguramente ahora creía que era la reina del drama, pero no había servido nada todo lo que dijo a los servicios sanitarios, aunque estaba agradecida de su pronta atención sentía que habían exagerado.

– Así que es de esas personas que se desmayan al ver sangre– dijo el doctor Yoon mientras valoraba sus reflejos visuales. Ha Ni intentó no desmayarse en ese mismo momento por la cercanía del joven y por su olor a ropa limpia y algo más propio de él. Seguramente le sobrevendría un nuevo colapso en ese momento y ahora el chico tendría problemas para no pensar que estaba completamente loca.

– Sus reflejos están bien, así que no hubo contusión, ahora evaluaré los puntos–

Ha Ni se sintió desnuda cuando tuvo que levantar la camisa que tenía una mancha profusa de sangre del punto que se soltó. Aún así mostrarle su panza a un extraño resultaba en más mareo, seguramente si ese doctor estuvo presente en la cirugía había visto mucho más que solo su panza así que no debía sentirse tan violenta pero lo hacía.

Los dedos palparon los puntos hasta que llegó al suelto que comenzó a sangrar cuando lo tocó. Ha Ni apartó la mirada e intentó que el olor a sangre no la alterara aunque agradecía estar en la camilla, al menos así no tendría riesgo de estrellarse contra el piso.

El hizo un gesto negativo con la cabeza diciendo algo que ella medio entendió en la bruma de su mareo, algo referente a que la ruptura de la sutura había sido accidental y que tendrían que tomarle más puntos de refuerzo. Eso la desanimó un poco, en un sitio como donde ella nació tener cicatrices era sinónimo de quedarse soltera y aún así no sabía que era peor, ser soltera o sufrir siempre por amor no correspondido.

– La cicatriz será pequeña, alguien tendría que mirársela muy de cerca para siquiera distinguirla– fue el comentario susurrado hacia su panza lo que le dijo a Ha Ni que el pensamiento se transmitió a su boca y que el joven estudiante de medicina la escuchó.

– Yo no...- cuando la miró tenía una ceja levantada y ella suspiró con resignación. – bueno si, lo he pensado, ya sabe cómo son los chicos de ahora - lo volvió a mirar de reojo– usted debe ser de los que piensan en ello –

– Si fuera yo no me dejaría cegar por prejuicios tan superficiales como las imperfecciones en la piel de mi futura esposa –

Incongruentemente la chica pensó que la mujer que estuviera en su radar debía ser sumamente afortunada.

Cuando terminaron le dejó puesta una gasa con esparadrapo y le dijo que se abstuviera de hacer algún esfuerzo y que evitara caminar o estar de pie mucho tiempo y que se abstuviera de jugar juegos pesados.

Dado que los únicos juegos pesados que quería jugar incluían besos salvajes con Seung Jo y eso no iba a pasar sonrió al joven médico diciéndole que quedarse quieta no era un problema. Aunque pensaba en si no podría tampoco ayudar a su padre en la tienda ya que la excusarían de la escuela por mas días y como Seung Jo continuaría yendo a esta no lo vería en casa tampoco y tenía que distraerse con algo.

Sí, ayudar en el restaurante de su padre la haría distraerse, pero implicaría esfuerzo y esta vez quería que todo saliera bien, al menos para ayudar a su propia piel a recuperarse.

El médico se despidió con el resto de recomendaciones y la joven salió en dirección a su casa , la recepcionista le dijo que no pudieron contactar a su padre y ella sabía que era mejor así, su padre seguramente habría reaccionado mal así que lo dejó estar.

Tomó un taxi hasta la casa de los Baek y llegó casi entrada la noche.

– ¡Ha Ni! ¿Dónde habías estado?. Le pedí a Seung Jo que te buscara pero...– la mujer siguió hablando pero la chica solo le prestó atención a la mitad de lo que decía, solamente pensaba en la cara que tuvo que haber puesto Seung Jo cuando su madre le pidió que la buscara.

JUEGO DE GEMELOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora