Parte 38

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La enfermera NaYeong ayudó a SunAh a bañarse ese día y la joven seguía deshaciendose en agradecimiento sintiendose profundamente incómoda con todos los lujos que recibía. Porque para ella si lo eran. Nunca gozó de la compañía permanente de alguien que, aparte de ayudarla con todas sus cosas personales, la entretenía, aunque la presencia de esa enfermera le siguiera parciendo terriblemente sospechosa.

Recibía las visitas ocasionales de Baek SeungJo y cada día aprendió a esperarlo y a decepcionarse cuando no se hacía presente.

Un instinto dentro de ella le decía que las ausencias del genio eran por algo relacionado con ella y lo que menos le interesaba era ser más una carga para su "angel salvador".

Otra cosa que venía incordiando lo bien que iba la recuperación era el hecho de que en su pecho algo parecía apretarse con un presentimiento difícil de ignorar. Y no era nada bueno. Generalmente cuando eso le pasaba nada agradable aparecía en el camino y temía que en esa ocasión fuera igual.

Todos los días intentaba respirar mas profundo, lo suficiente para poner a prueba la recuperación de sus costillas, pero también para evitar que la ansiedad se la comiera viva. No preguntó a ninguna de las personas que la visitó o la evaluó pero tenia miedo de que él fuera tras ella. Su atacante. Puede que en un hospital estuviera segura pero una vez fuera sería la presa preferida de ese monstruo y acabaría en sus manos.

Pensaba denunciarlo cuando la recuperación fuera completa. Incluso estaba dispuesta a pasar la vergüenza de pedirle ayuda a Oh HaNi. En la última semana ella mísma vino a verla mas veces que SeungJo y se identificó a sí misma como una estudiante de Trabajo Social dispuesta a estudiar su caso y ofrecerle una solución.

Aunque HaNi era una desconocida, se sintió un poco mejor al revelarle todos los detalles de su pasado en aras de conseguir la ayuda que ella ofrecía. Quizá fuera estudiante pero seguramente podía adquirir contactos de trabajadores sociales capaces de llevar a cabo las suficientes tareas como para permitirle, como ultimo recurso, una huida rapida. Esperaba sinceramente que en esta ocasión pudiera ocultarse de una vez por todas y para siempre asi tuviera que reconstruir su vida completamente desde cero.

Sus ahorros era lo único con lo que contaba y los tenía por trabajos de medio tiempo, pero aunque los usara no sería suficiente como para cubrir los gastos que volverse a crear una nueva identidad collevaba. Cuando pensaba en ello la acusaban unas ganas terribles de llorar pero eso no iba a servir de nada, tendria que combatir sus miedos nuevamente.

Quizá si ofrecía sus ahorros a una donación o algo similar, pudiera pagar la ayuda que le iban a prestar.

Oh HaNi recopiló toda su información asegurándole que la confidencialidad con la que sería tratada estaba asegurada. Eso era bueno, detestaría que todo el mundo la mirara con lástima y la hiciera sentir aun peor. Hablando con Oh HaNi no se sentía mal, de hecho era casi como si la conociera de antes y se permitió generar con ella una confianza que no se atrevió a desarrollar con nadie por temor a salir perjudicada, que su tapadera se viniera abajo o que esa confianza fuera traicionada por los altos activos de aquel miserable y su familia. Pero Oh HaNi no parecia ese tipo de persona y las pocas veces que Baek SeungJo habló de ella dejó translucir la integralidad de una persona buena.

Cuando la enfermera terminó de bañarla la amable mujer cepilló su cabello y repentinamente se detuvo en el momento en que el movil que siempre cargaba comenzó a timbrar con un tono muy parecido al de una alarma especial y lo suficientemente resonante para ser incomodo a la primera escucha.

Disculpandose la mujer se retiró a tomar su llamada afuera y SunAh deseó tener la vena de chismosa y la salud suficiente para moverse por si sola y salir a escuchar de qué hablaba y con quién.

JUEGO DE GEMELOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora