Capítulo 34

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El resto de la semana en mi cabeza no hubo nada más que el asunto que había tenido con Niall. Esa confesión que me hizo me dejó tanto en qué pensar.

Tantas cosas que me hacían pensar en esto y en lo otro, que me dejaban sin más en qué pensar, sin terminar con algo concluso. No sabía cómo debía de tomarme sus palabras y tampoco fue que le preguntara sobre ello.

Sí, prefería quedarme así de confundida a seguir preguntando y que las cosas terminarán de otro modo. Porque era así, seguiría temiéndole a todo por más valiente que me encontrara frente a las personas.

Ya cansada de darle más vueltas a todo esto, me quejé cuando comencé a escuchar como la llamada se cortaba. Estaba —además de confundida— cansada y estresada, desde hace días que llamaba al celular de mamá y no recibía respuesta alguna, el mes que me aseguró en el que tardaría en su viaje, ya había pasado y solamente me preocupaba más.

Fue mala idea no pedir en algún momento el teléfono de su trabajo.

Frustrada, escribí un último mensaje. Al menos el último por esta hora, porque no me cansaría de seguir insistiendo, más aún ahora que me encontraba más preocupada y teniendo encima un mal presentimiento.

Necesitaba a mamá. Pero primero, necesitaba saber que se encontraba bien.

—Oh, lamento pasar así como si nada... —Dijo, reconociendo en seguida la voz— ¿Pasa algo?

Su pregunta me hizo mirarlo. Suspiré y negué lentamente.

—No... Mamá sigue sin responder el celular. Le he dejado tantos mensajes y llamadas...

—Vamos, seguro que ella ha de tener mucho trabajo. O pudo perder su celular, pero no creo que sea nada malo.

—¿Cómo no? Tengo un muy mal presentimiento.

—Nada malo pasará. —Se hincó frente a mi— Tu madre estará bien, ella está bien. Sabes que su trabajo es muy pesado y exigente. Te llamará apenas pueda, sino lo hace de aquí al lunes, prometo que buscaremos la forma de ubicarla.

Mi respiración se entrecortó por un breve momento, el tenerlo frente a mi, mirándome de esa manera y tomando mis manos, además de decirme todas esas palabras...

Asentí lentamente.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo, mí Dayan.

Sonreí ligeramente, me dejé hacer cuando él acortó la distancia entre los dos y me abrazo, estrechádome entre sus brazos y ocultándome en su pecho. Se sintió tan cálido y tan bien que cuando nos separamos, mi cuerpo pedía por más.

—Vayamos abajo, que ya nos esperan los chicos.

El día entero no dejé de pensar en mi madre, sobretodo en el colegio, me fue realmente difícil no pensar en ella cuando estaba a mitad de clase, en esta última no fui tan eficiente como creí. La mayoría del día me encontré ida y sin tener ni la menor idea de lo que se hablaba a mi alrededor.

Estaba causándome de que mamá no respondiera.

Bajé a la sala, tratando de hacer que todo fuera normal y fuera así todos estos días. Los cuatro saldríamos por algo de comida, haríamos un pequeño supermercado para el fin de semana, donde ellos la pasarían en mi casa, se trataba de una pijamada o al menos eso fue lo que Claudia propuso al terminar el colegio.

—Vámonos, mi bella amiga.

Se colgó de mi cuello, besando ruidosarmente mi mejilla, haciendo que sonriera en seguida. Es así como la vivía con Claudia, siempre tenía una manera de hacerme sentir mejor, de sacarme una sonrisa.

La Nerd Más Hermosa; Horan1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora