Capítulo 85

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Las leves caricias en mi cabello me hacían realmente bien, si continuaba recibiendo caricias de esa forma tan suave y delicada harían que me quedará dormida en cualquier momento, aunque eso mismo es lo que quería desde hace muchos minutos atrás. Desde que llegamos del colegio, podría decirse.

Abrazada al cuerpo tibio de mi mejor amiga, respirando el suave perfume que solía usar día a día, el suavizante de tela que le ponía a su ropa, la almohada impregnada del aroma de su champú... Todo se sentía bien ahora, después de tanto llanto, de haber aguantado el dolor en el pecho y resistir casi se manera inhumana; mi mejor amiga supo con exactitud como hacerme sentir bien y que todo se calmara en mi, siempre y cuando terminara por desahogarme.

Dejé de llorar hace minutos, mis ojos se sentían tan cansados, pesados e hinchados, mis mejillas se sentían resecas y, de alguna manera, el cuerpo me dolía. No sabía si era por la mala posición o por los espasmos cuando había estado llorando en demasía.

—¿Ya te sientes mejor? —Su cálida mano pasó por mi frente, quitando el cabello que no me permitía verla— Mira tus ojos... —Musitó.

Hice un puchero, sin querer abrir mis ojos. Me imaginaba bien cómo se verían mis ojos en este momento y sin la necesidad aún de abrirlos, si la miraba, seguramente sería peor mi estado físico.

—¿Tan mal me veo? —Cuestioné cansada— Vaya... Era de esperarse, he estado llorando desde que llegué.

—Eres una bebé —Dichas sus palabras, me abrazó con tanta fuerza, tanto así que hizo que me quejara en demasía.

—Claudia... Necesito respirar.

Mi mejor amiga se separó de mi, terminó por sentarse en la cama sin despegar la mirada de mi, porque sí, ya había abierto mis ojos atreviéndome a mirarla por primera después de casi una hora de llanto.

Aparté en seguida la mirada de ella, estana tan avergonzada, estarlo era un sentimiento que últimamente estaba demasiado presente en mi, parece que dejé de lado todos los otros sentimientos para darle mayor atención a este.

—Iré a lavarme la cara —Dije, poniéndome de pie con un poco de dificultad— ¿Ya está la comida? Tengo hambre...

Entre al cuarto de baño, me acerqué al lavabo y logré verme en el espejo y efectivamente, me encontraba hecha un desastre; con mi cabello desordenado, mis ojos hinchados y rojos... Ni hablar de cómo se veían mis mejillas de hinchadas y con los rastros de lágrimas.

Soy un desastre.

Al regresar a la habitación mi mejor amiga ya no estaba ahí dentro, ¿En qué momento salió que no la vi? Me coloqué las sandalias afelpadas que mi amiga me prestó, estaba por salir de su habitación cuando ella regresó.

—Te daré ropa cómoda y esa la lavaremos.

—Pero... Estoy cómoda así.

Olímpicamente me ignoró.

No hice más que cambiarme de ropa y llevar la que anteriormente tenía puesta a la lavadora, junto con un par de ropa de ella.

Fuimos a la cocina, en donde olía delicioso y era encantador el aroma, tanto que me hacía sentir tan bien.

Tomé asiento y miré que Harry entraba a la cocina con un par de bolsas entre manos. Él se ha comportado de manera agradable y demasiado comprensivo, aunque cabe decir que llegas a darte cuenta que nunca está del lado de uno o de otro; es de los chicos que prefieren no meterse en los asuntos de los demás pero, que de igual manera te apoyará de la forma sentimental a ambos "bandos".

Las bolsas quedaron en la encimera, comenzó a sacar de ahí varias latas de soda y golosinas.

—Preparé macarrones con queso, también hay puré de papa y por allá... —Comentó, acercándose al otro sartén que permanecía sobre la estufa apagada y tapado— Hay también pollo con verduras.

La Nerd Más Hermosa; Horan1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora