Capítulo 90

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A las dos de la tarde, después de que ayudé a preparar la comida junto a Greg, nosotros dos salimos de la casa. Nos disculpamos por varias veces incluso ya todos sabían que íbamos a salir por la tarde. No hubo tanto problema con ello, sino que nosotros mismos nos preocupábamos por dejarlos en casa, sobre todo a la madre de Datan que apenas el día de ayer había salido del hospital.

Ella se mostraba aún así alegre, no con tanta emoción como creí -pero tenía sus momentos- ahora caminaba a mi lado, con su brazo enlazado al mío y nuestras manos dentro de nuestros sacos. El frío era mucho más fuerte, el cielo grisáceo y por momentos, las pequeñas gotas de lluvia que solían caer sobre nosotros.

Con Harry y Claudia habíamos quedado de vernos en el centro comercial, no nos quedaba para nada cerca pero, tampoco habíamos querido tomar el auto de mamá, ni aceptamos el de Greg cuando nos lo ofreció. Queríamos caminar, no importaba mucho el frío, los dos queríamos caminar juntos, disfrutar de la vista de la ciudad y de nuestra compañía.

—Estoy enamorada de esta temporada del año, ver como el otoño se va yendo lentamente y se aproxima el invierno.

Comenta con tanta suavidad, mostrando una sonrisa por encima de la bufanda, la cual ha dejado claramente de cubrir su boca y nariz.

La miro con admiración. Ver ese rostro, una ligera sonrisa en sus labios, verla tan feliz... Me encanta que sea así y me encanta aún más tener la oportunidad de poder estar a su lado para ver esa faceta de ella.

—Es un buen clima —Susurro, mirando hacía ambos lados de la calle- Un clima perfecto para pasar el tiempo con nuestra pareja y...

Se detiene al estar ya ambos en la otra vereda. Me mira y aprieta mi mano.

—¿Qué?

—No lo digas... —Murmura con algo se vergüenza. Su nariz ya se encontraba ligeramente ruborizada por el frío y ni mencionar sus mejillas.

—¿Decir qué?

Miro con tanto detenimiento como su labio inferior termina entre sus dientes. Me hace querer lanzarme a besarla y abrazarla tan fuerte.

Alzo mi mano hacia su mejilla, acaricio y ella se estremece por el frío de la misma —lo sabía— su mejilla se encontraba roja, no quería ver que tan dañada podría quedar su piel si el frío aire le quemaba.

—Dormir junto a mi pareja, los dos acurrucados y bien abrigados. —Dije por fin, haciéndome una idea de lo que ella había pensado— Es muy agradable tenerte entre mis brazos y llenarte de amor.

Suelto cada palabra con rapidez y suavidad, mirando hacía sus hermosos ojos castaños que tanto me tenían cautivado. Esos labios que me llamaban...

Toda ella lo hacía.

—Eres un grandioso novio —Sonrió para mi— Me encanta tenerte conmigo, siempre. Tan cerca de mi. —Sin esperármelo, me apretó entre sus brazos, ocultándose en mi pecho— Te amo tanto...

Nos separamos. Dejé un casto beso en su frente para volver a caminar, está vez abrigado su boca y nariz, recibiendo una mirada pequeñita, más de satisfacción que de molestia o algo así; seguimos caminando. Los dos nos detenemos en un local donde venden galletas, todo esto a petición de ella, porque claramente se le atravesó el antojo.

Salimos de ahí con una bolsa mediana llena de galletas de chispas de chocolate, ella detestaba con tanta emoción cada una de esas galletas, soltaba incluso leves soniditos de satisfacción. Eso era otra de las tantas cosas que lograba encantarme demasiado.

La escuchaba comer y mencionar lo deliciosas que se encontraban esas galletas. Además de eso, las ganas que tenía de ella poder preparar algunas.

La Nerd Más Hermosa; Horan1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora