Capítulo 64

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La fila para pedir el licuado era larga, es como si el día de hoy todos se hubieran propuesto venir a comprar uno, sabiendo que nosotros después de esto teníamos un par de planes.

Notaba la desesperación de la castaña a mi lado, habían sido incontables las veces en las que había resoplado, cruzándose de brazos una y otra vez, acompañando eso de golpear la punta de su pie contra el suelo en un intento fallido por querer que el tiempo pasara rápido.

Esta fila estaba que nos consumía a los dos, pero tampoco quería pensar que saldríamos molestos de aquí porque sino, estaba seguro de que la salida sería arruinada.

La fila avanza lento, solamente hay una caja abierta de las tres que hay en existencia en el local, nunca llegaré a comprender bien el porqué de ello, las tiendas siempre serán así. Podrá haber más de diez cajas en una tienda y cien personas en la espera de pagar o pedir algún producto y el personal siempre abrirá una o dos cajas, nunca más.

Suelto un suspiro cansado, llevamos veinte minutos en la fila e incluso desde nuestro lugar se puede ver que la larga fila de autos que por igual esperan su turno para que tomen su pedido. No me lo puedo creer, el personal es poco y el lugar está lleno, a punto de reventar en cualquier momento.

—¡Clarissa ven a ayudarme aquí!

La chica detrás de la caja mira por sobre nosotros, otra chica —que seguramente ha entrado en su turno— entra por aquella puerta. Se coloca la gorra del trabajo y rápidamente se abre paso entre la multitud.

En menos de un minuto, la otra caja se encuentra abierta, las personas parecen relajarse y la fila avanza más.

—Y todo esto por un licuado...

—Estamos a nada de tener un licuado, Dayan. Cinco personas más, sé paciente.

—Es estresante ser paciente.

—Lo sé... —La abrazo por la espalda, apoyando mi mentón en su cabeza— Pero en segundos tendremos entre nuestras manos un delicioso licuado de frutilla. Nada como los licuados de este lugar.

El alboroto se hace cada vez menos, las personas que han sido atendidas van saliendo del lugar después de pagar.

Siento como Dayan se apoya más contra mi cuerpo, haciendo que sonría ligeramente.

—Hay veces en las que pareces un bebé.

—¿Por qué crees que parezco un bebé?

Se da la vuelta, haciendo que deje de abrazarla.

—Siempre estás buscando que te den cariñitos, haces pucheros y hay veces en las que pataleas.

—Oh... —Me mira un segundo, se da la vuelta y hace que vuelva a abrazarla.

Con una gran sonrisa en mi rostro, vuelvo a pasar mis brazos alrededor de su cuerpo; estamos a una persona de poder obtener nuestro pedido, con media sonrisa soy yo el que se acerca a la caja, la chica sonríe y vuelve a repetir ese saludo que se debe hacer cada vez con cada una de las personas que se detienen frente a ellas, todos los días...

—Su pedido estará en seguida. —La chica dice mientras me dice el precio de los dos licuados.

Pago en efectivo exteniendo los billetes hacia ella.

—Aquí están sus licuados. Lamentamos mucho la tardanza, una disculpa. Vuelvan pronto. —Sonríe, entregándome el cambio y los licuados.

Caminamos hasta fuera del local donde podemos por fin probar de los deliciosos licuados que llevábamos en manos.

—Allí son muy amables.

—Demasiado.

Ella bebe de su vaso, escucho como hace un pequeño sonido de satisfacción cuando termina de beber.

La Nerd Más Hermosa; Horan1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora