Entrenamiento: Parte 2.

470 73 13
                                    

(Narrador omnisciente).

Zest: ¡Diablos! Estaré muerto sí me toca.. Debe haber algo que pueda hacer, ¿pero qué....? No tengo muchas opciones razonables ante esta situación.

La avalancha ya estaba a 50 metros del Kitsune, mientras que Alan ya estaba a 90 metros por delante de él, pero esta avalancha es tan grande que si fuera un Tsunami superaría la categoría 8 fácilmente.

Zest: ¡Speed increased! (Aumento de velocidad).

El aura verde, respectiva de la habilidad rodea a Zest y hace que acelere, pero ni eso basta para escapar.

Zest: ¡Diablos!

La avalancha ya estaba a menos de 20 metros de Zest, y sigue avanzando a una velocidad demencial.

Las avalanchas parecen lentas a plena vista, pero en realidad algunas llegan a superar los 340 kilómetros por hora, y si te sepultan será casi imposible salir, es cómo la arena o la tierra: la compacta su propio peso.

Así que si los sepultan se solidificará como concreto y no habrá espacio para respirar, y por la cantidad de nieve, no podrá derretirla toda, es un punto muerto y la única opción es correr.

La nieve ya está cerca de tocar las colas de Zest, es el fin.

(En Phantera).

En una casa solitaria se ve a Stella con lentes, leyendo un libro sobre una mesa, pero en un instante lo cierra y mira por la ventana.

Stella: Tengo un muy mal presentimiento, espero no sea nada grave.

(Con Mephiles).

El ciempiés está escondido en una esquina del techo mientras ve a la dueña de la posada recortando el pelaje de la cola, orejas y el cabello de la niña lobo.

Después trae unos vendajes nuevos y comienza a vendar las cuencas vacías de la pobre niña, después de terminar la ayuda a vestirse con un pequeño vestido blanco, algo simple pero mil veces mejor que el saco de papas que tenía antes.

Mephiles se sobresalta, siente que algo muy malo le está ocurriendo a su amigo, pero no sabe dónde está, y tiene que cuidar a una pobre niñita ciega, no puede irse, sólo puede esperar a que Zest sepa arreglárselas solo en esta ocasión.

(De vuelta con Zest).

Zest: ¡A este punto ya no tengo opciones!... ¡¡¡SEGA!!! ¡¡¡NO ME FALLES AHORA!!!

Zest salta como si fuera a realizar un clavado, luego recoge su cuerpo cada vez más y empieza a girar lentamente.

Cuando giró en el aire lo suficiente como para que su espalda tocara la nieve mientras recogía su cuerpo, cuando su espalda tocó la nieve, terminó de enrollarse y usó sus colas para formar una esfera.

Aunque haya logrado hacerlo es un poco más lento que antes, la avalancha comienza a formar una especie de ola de tamaño colosal que está a poco de caerle encima.

Zest: ¡Ahora!

Zest concentró su maná en todo su cuerpo y las zonas rojas de sus colas comenzaron a brillar desde las puntas y a extenderse por toda la esfera.

La velocidad de Zest se disparó, logrando salir de abajo de la ola, y justo a tiempo porque estaba a punto de caerle encima.

En sólo unos segundos ya se encontraba cerca de Alan, quien al oír algo extraño giró la cabeza, notando cómo una bola negra y roja estaba cerca de arrollarlo.

Alan: ¡¿Pero qué caraj*s?!

Alan salta esquivando a Zest, pero por culpa de una roca que frenó levemente el avance de Zest, al caer Alan terminó encima de él y comenzó a correr encima de la bola para mantener el equilibrio.

Reencarnado en un Kitsune.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora