(Narra Zest).
Me desperté temprano, hoy tengo que ir a clases, pero según ese reloj de pared son las 7 de la mañana, y las clases comienzan a las 9, tengo mucho tiempo, y lo necesito.
Comencé estirándome y frotándome los ojos, dormí mucho, todo porque me salté la cena, pero ahora estoy lleno de energía.
Miro mi cuerpo, mis colas siguen en su lugar, lo mismo con mis orejas.
Zest: Siempre que me despierto siento que todo fue un sueño, debería empezar a aceptarlo.
Me levanté y tomé un baño, con cuidado de no mojar mi cabello ni mis colas, tardaría mucho si lo hiciera.
Después de eso saqué distintos tipos de ropa de mí inventario, es bueno tener variedad para elegir.
Al final terminé por ponerme unos pantalones azules bastante flexibles, una camiseta negra con mangas hasta los codos y unos zapatos negros.
Después de eso salí de mi habitación y me puse frente a la habitación de Sora.
Con mi nuevo sentido del oído, ahora puedo oír conversaciones de personas susurrando aunque estén a 20 metros de distancia, y creo que más si me concentro.
A juzgar por la forma de respirar, aún están durmiendo ella y Nala, eso está bien.
Bajé las escaleras a la planta baja y los dueños de la posada me saludaron.
Zest: Disculpen, sé que es algo repentino, ¿pero podría usar su cocina?, Pagaré por supuesto.
Los dueños parecían algo extrañados por la repentina petición, pero después de una pequeña conversación accedieron.
Entré a la cocina, hace días que no veo una, obviamente los dueños me vigilaban, pero no le presté atención.
Tomé un batidor, un bol grande, algo de harina de trigo, agua azúcar, sal, vainilla y dos huevos.
Vertí la harina, el agua y los huevos, comencé a mezclar de manera lenta y envolvente, cuando ya estaba listo coloqué la azúcar y una pizca de sal, seguido de eso, algo de vainilla.
Cuando la mezcla estaba lista vertí un poco en una sartén sin aceite.
Usando mí propio fuego sagrado para acelerar el proceso, aunque controlando la temperatura para no derretir la sartén de hierro, no tardé más de 10 segundos en darle la vuelta para que no se quemara.
Luego de unos segundos ya tenía unos cuatro panqueques apilados en torre, bañados en miel y con un rectángulo de mantequilla encima.
Agradecí a los dueños por dejarme cocinar, aunque ahora que los veo mejor, tienen la boca abierta de la impresión.
Me bombardearon con toneladas de preguntas, algunas sobre cómo se llamaba este plato, cuándo es mejor comerlo, el método de preparación, la receta, o de dónde proviene.
Obviamente respondí todo, evitando decir que viene de la tierra.
Subí a la habitación de Sora, con cuidado de no hacer ruido, ya que quiero que sea una sorpresa.
Me arrodillo y comienzo a tocarle el hombro para que despierte.
Zest: Sora, despierta.
Las orejas de la niña lobo se mueven, seguido de eso levanta la parte superior de su cuerpo, estira los brazos y suelta un bostezo.
Sora (Medio dormida): Zest-san... Buenos días.
Zest: Hola, traje tu desayuno.
Llevando los panqueques a la altura de mí pecho, el olor llenó la habitación en instantes.
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Reencarnado en un Kitsune.
RandomUn adolescente cuya vida fué una miseria, muere en un descuido durante una pelea con unos brabucones. Es reencarnado por un extraño ser que se hace llamar a sí mismo el Dios primario, en un mundo de magia y fantasía como un Kitsune. Historia hibicad...