La verdad de Sora: Una promesa que cumplir.

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(Narrador omnisciente).

El zorro y la lobita salieron junto con sus amigos insecto y felino de la posada, llamando un poco la atención de los huéspedes, pero devolvieron la atención a su comida cuando salieron de la posada.

Estuvieron caminando durante unos minutos, la gente los miraba raro, algunos mal, pero a  Zest no le importaba, y Sora ni siquiera lo notaba.

Zest camina un poco adelante, mientras que Sora lo sujeta de la manga.

Llegaron a una parte con menos gente, era un lugar saliendo de la zona media y entrando a la zona baja.

Notar cómo la calidad de vida desmejoró, algunos hombres vístiendo poca ropa vieja, hasta algunas ebrias en plena calle.

Las casas eran de madera en lugar de ladrillo de piedra, además, parece que nadie las ha cuidado, incluso algunas están tiradas a abajo.

Zest: ¿Que es eso?

El Kitsune comenzó a mirar hacia todas direcciones, no busca algo, más bien tratar de escucharlo.

???: ¡Kurugi, kurugi to, Lulalila!

Alguien estaba cantando, se oía bastante cerca, pero no había nadie, lo cual pareció raro.

Sora: Es una canción muy bonita, ¿quién está cantando?

Zest: ... No lo sé.

Siguió tratando de localizar a quien está cantando, a juzgar por la voz es una mujer, está tan cerca que puede hasta estar justo sobre ellos, pero a la vez, parecía estar lejos.

Zest: ¿Bajo tierra?

Esa fué la única conclusión a la que pudo llegar, poco después, la voz cesó.

Zest: Olvidado, mejor continuamos caminando.

Sora lo siguió sin decir una sola palabra, y de cerca Nala.

Siguieron su camino hasta que llegaron a una parte de la ciudad a la que todavía no se había comenzado a construir nada.

Un bosque frondoso lleno árboles de flores de cerezos, los brotes estaban cerrados, aún faltaba un mes para que ese abrieran, pero como en toda generación, siempre hay algunos rebeldes a los que no les gusta esperar a los otros.

Por lo que hay varios que ya han florecido.

Además, el olor es muy agradable, es un aire más limpio que el de la ciudad.

Zest se queda detrás de Sora, quién está cerca de un árbol de cerezos tan grande que excede los 50 metros de alto.

Ya confirmado que no hay nadie en un radio de unos 60 metros, se quita la máscara y la guarda.

Zest: Aquí es a donde las quería traer.

Sora: ¡Wuah! ¡Flores de cerezo!

La niña lobo sonríe de manera muy tierna, deja que su ahora corto cabello sea mecido por la suave brisa, acompañada de una gran cantidad de flores de cerezo que le dan una apariencia angelical.

Nala, ya cansada se echa a dormir en el pasto, a un lado de la niña lobo, mientras esta se sienta y acaricia su cabeza.

Sora: Me gustaría... Poder mirarlos una vez más.

Zest: ¿Qué?

Eso impactó al Kitsune, por lo cual, se movió rápidamente frente a Sora y la toma de los hombros.

Zest: Sora, repite lo que dijiste.

Sora (Confundida): Esto... Dije que me gustaría volver a verlas.

Reencarnado en un Kitsune.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora