Protector.

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(Narrador omnisciente).

Zest había llegado a la posada, y por ende pasó a la habitación de Sora, siendo muy bien recibido por esta y por sus amigos animales.

A la niña lobo le encantó el guiso de carne de jabalí que preparó, por lo que a Zest se le ocurrió algo.

Decidió que siempre que pueda le dará a probar los mejores platillos que él pueda preparar, y miéntras pueda, no dejará que pase hambre nunca más en su vida.

Aunque no lo demuestre, él empezó a tomarle cariño a Sora, en un principio era sólo lástima, bien el podría ayudar a otras personas en la misma situación que ella sin ningún problema.

Pero realmente disfruta verla sonreír, hace más cálido su corazón forjado en hielo y veneno.

Luego de darle de comer, compartir algunos dulces y anécdotas de cómo fué su misión, exceptuando que Himari bebió hasta quedarse dormida como osa, también dijo que un día presentará a las personas que han tenido al menos cierta cercanía con él.

Llegó la noche, y con eso el día prometido, Zest y los demás discípulos Murata se reunirán hoy para organizar su estrategia para asaltar a los tratantes de esclavos en la ciudad.

Pero aún es muy temprano, a ésta hora todos los habitantes normales duermen, pero los barrios bajos abren de noche y duermen de día.

Zest: Buenas noches, Sora.

Sora: Sí, buenas noches, Zest-san.

El Kitsune sale de la habitación de Sora, y llega justo al lado, donde está la suya, apaga las luces y se queda dormido a gusto, ya que extrañaba la cama.

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(En otro lugar).

???: ¿Estás seguro de lo que dices?

???: Sí, encontré algo muy interesante, finalmente mercancía frágil y valiosa.

???: Entiendo, ¿vas tú o voy yo?

???: Claramente iré yo, ya que la encontré primero.

???: La última vez jugaste demasiado con la mercancía y la rompiste.

???: Sólo fué una vez, y al jefe no le importó, no me pasará nada malo.

???: Cómo quieras, pero ten cuidado, no subestimes los sentidos de los hombres-bestia.

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(Más tarde en la posada).

La niña lobo albina dormía felizmente junto con su leopardo de las nieves, sin darse cuenta del peligro por el que está por pasar.

Una sombra grande aparece en la ventana del segundo piso, la ventana de su habitación.

Abre ligeramente la ventana y suelta una bolsa de cuero que deja salir un extraño humo rosa.

Espera 2 minutos enteros hasta que finalmente decide entrar, aunque en silencio.

???: Veamos, pero qué tenemos aquí.

La sombra se quita la capucha, revelando a un hombre humano en sus 40 años, gordo, alto, feo y con cicatrices con forma de rasguños por toda la cara.

Hombre: Una mujer lobo albina, junto con un leopardo de las nieves, jejeje, el plan fué perfecto, me alegro de haberte conseguido ese somnífero.

El hombre se relame, observando a Sora mientras duerme, se acerca a ella, a escasos centímetros de su rostro.

Toma una hebra de su pelo blanco y lo lleva a su rostro, oliendo y disfrutando de ese delicioso olor.

Reencarnado en un Kitsune.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora