Tengo miedo, sí, miedo de tus ojos, de que se cansen de mirarme, de que se apague en ellos ese brillo que reflejan en los míos.
Tengo miedo de tu mirada, tan intensa que a veces hace que desaparezca todo a mi alrededor y solo exista la vida en el lienzo de tus globos oculares.
Tengo miedo de tu sonrisa, esa que no importa tiempo, lugar o circunstancia siempre provocará una mía.
Tengo miedo de tus manos, siempre curiosas, siempre gentiles y siempre cálidas, a diferencia de las mías siempre frías y temblorosas.
Tengo miedo de tus brazos, de tu pecho, porque cuando me envuelven me estremezco, me tambaleo y me prohíbo a mí misma sentirme segura, es que me quedaría así toda la vida incluso con el calor y con mis espinas, pero tú siempre tienes prisa, tus abrazos son despedidas inciertas... y yo anhelando bienvenidas.
Tengo miedo de tus pies, que siempre me tocan debajo de la mesa y nunca por accidente, pero les temo porque nunca te dirigen a mí, tú los desvías de vez en mes, para recordar que hay otros lugares, e incluso, otras vidas a pesar de que no te atrevas a vivirlas.
Tengo miedo de tu boca, esa de la que sale todo lo que quiero escuchar y a la vez destruye todas mis barreras; mis límites; mis escudos, que hacen más daño que la propia lanza; mis espinas, las que solo se esconden por ti.
Tengo miedo de tus besos, los que me robas y siempre te devuelvo, los que no me atreví a darte y los que nunca compartiremos.
Tengo miedo de que me olvides y de que yo nunca logre hacerlo.
Tengo miedo de todo lo que siento y tú no sientes.
Tengo miedo de lo que no seremos.
Tengo miedo de aceptar que no eres mío, que no somos más que amigos o solo viejos conocidos y que tal vez es lo mejor para ambos, pero no es lo que en realidad quiero.
Tengo miedo de nunca enseñarte esto y a la vez de enseñártelo.
Tengo miedo de que una vez lo haga solo quieras salir corriendo. Pero creo que si te decidieras a quedarte tendría muchos más miedos.
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Diario de una escritora aficionada
Short StoryEsto no es una historia. No tiene principio, desarrollo y final. Dentro de mí hay una escritora y a veces toma el control, ella no conoce de límites, de secretos o de privacidad. Ella solo lo deja salir todo, sin filtro y a veces exagera, se inventa...