Pausa comercial

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  Mirarte era como ver esos comerciales de los programas “de afuera” ¡quien no quisiera estar ahí! Aunque sea una felicidad momentánea tu cerebro se relaja y se imagina viviendo en esos escenarios de pleno disfrute, pero, a fin de cuentas, efímeros. Se acaban y vuelves a la película de siempre, al drama cotidiano, al final predecible, a la inevitable realidad. 

  Tus ojos proyectan el mismo comercial en los míos, pero, justo cuando creo que llamaremos para pedir de inmediato lo que gritan nuestras dilatadas pupilas, abres la boca y destruyes todo con tus razones y explicaciones, lógicas para ti y completamente absurdas para mí. Es por eso que siempre fuiste el intermedio y no más que una pausa en el borrador sin editar de mi vida, tenías todo para aspirar a un papel protagónico, pero preferiste no presentarte a la audición.

Diario de una escritora aficionadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora