En esta disparatada historia de virus y encierro donde todo parece ser posible tú eres el Sol y yo la Luna.
Tú eres brillante, notable, luminoso, intenso, alegre, caliente… estás siempre y todos te conocen y hablan sobre ti.
Yo soy fría, misteriosa, soy luz, pero solo en la oscuridad… a veces completa, a veces menguante pero siempre lejana, olvidada y apenas apreciada por unos pocos.
A pesar de tú y yo ser dos opuestos, tal vez haya esperanza para esta historia sin pies ni cabeza, sin base, sin razones y sin mucha lógica, pero sí de miradas y sonrisas. Pues mientras algunos dicen que la Luna y el Sol nunca coinciden, otros aseguran que el sol muere cada noche para que la luna respire. No sé qué tipo de sol serás tú o que luna seré yo en esta absurda historia, solo espero que ojalá no seamos eclipsados por lo fugaz de nuestro amor improbable y en cambio disfrutemos del derroche de colores y tonalidades que son los atardeceres, ese milagro en el que la noche y el día se unen en el beso más apasionado.
ESTÁS LEYENDO
Diario de una escritora aficionada
NouvellesEsto no es una historia. No tiene principio, desarrollo y final. Dentro de mí hay una escritora y a veces toma el control, ella no conoce de límites, de secretos o de privacidad. Ella solo lo deja salir todo, sin filtro y a veces exagera, se inventa...