Diciembre

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Te marchaste justamente cuando estaba preparando todo para que te quedaras. Te fuiste y llevaste contigo recuerdos e ilusiones que a cada paso iban perdiendo color, la música de fondo se volvía triste y gris, y todas las risas sonaban amargamente fingidas. 

  Aunque dolía no tenía derecho a reclamar por ese vacío que se manifestaba con un frío que abrasaba mi estómago. Allí estabas, abrazándola, el brillo de tus ojos café ya no era mío. La besaste justo a la medianoche y con cada explosión de los fuegos artificiales se ahogaban los cracks de mi corazón, no estaba roto, pero sí a punto de hacerlo. ¡Feliz Año Nuevo!

Diario de una escritora aficionadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora