Epílogo

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Ya las canciones no suenan a ti,

No te veo en cada lugar que visitamos, 

Tu recuerdo no es condena, 

No es más la promesa de que no habrá nada igual o alguien mejor.

Es solo experiencia.

Soy libre…

Libre de ti,

Libre de lo que no llegamos a ser,

Libre de anhelos,

Libre de nostalgia,

Libre de preguntas sin respuesta.

Libre de intentarlo una vez más.

Libre de la peligrosa y lacerante esperanza de verte volver.

Cambié…

Ya no soy la misma chica convencida de que la vida nos debía una oportunidad.

Ya no te espero.

No me perdiste, 

Yo me recuperé a mí misma. 

Yo te sobreviví.

Ya pasó. 

Ya fue. 

Y lo más importante: 

No será, 

Y estoy bien con ello. 

Leerme nuestro libro siempre me sacará una sonrisa, pero ya no gastaré más tinta en ti. Tus páginas estuvieron contadas desde el primer momento, me lo advertiste, pero seguí escribiendo y escribiendo, a pesar de que fueras protagonista de otro cuento, convencida de que, si creaba los mejores escenarios al leer, te quedarías a vivir en mi historia.

Esta es la despedida, ya casi salen los créditos. Gracias por enseñarme a atreverme a sentir, gracias por mostrarme partes de mí de las que no tenía idea, gracias por todos los momentos en los que estuviste ahí justo cuando más lo necesitaba, gracias por enamorarme, gracias por todo lo lindo que vivimos, gracias por darme un poquito de vida, gracias por dejarme conocerte y gracias por romperme el corazón. Fue un placer agridulce coincidir contigo. 

 

Diario de una escritora aficionadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora