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-¿Y te la pásate bien los tres días que desapareciste? -Pregunto el señor Manoban con claro disgusto en sus palabras.

Inmediate de que la familia entrara a lo que solía ser su hogar Jackson se empeñó a tratar las heridas de su novia antes de retirarse puesto tenía una importante reunión con su padre y algunos inversionistas que pensaban ser considerados para el desarrollo de WE, la segunda más importante empresa de entretenimiento.

Lisa estaba sentada frente a sus padres en medio de la sala y a su costado estaba Minnie tratando de reconfortarla dándole suaves caricias en su rodilla.

-Bastante, como no tiene una idea. -Respondió con cierto sarcasmo haciendo que el señor Manoban se levantara rápidamente frente a ella.

-¿Como te atreves a hablarme así Lalisa? ¿Eso es lo que te hemos enseñando? -Dijo para después alzar su mano con toda la intención de cachetearla.

-Adelante hágalo, no es como que me vaya a doler más que todo lo que ya tengo adentro. -Retó la joven poniéndose de pie frente a su padre.

-No vale la pena pecar por una alma perdida. -Dijo su madre detrás de su esposo sujetándole el brazo.

Unos padres excepcionales y que se creían de ensueño por décadas ahora habían cambiado su imagen, a aquellos frívolos y crueles.

La madre de Lisa la observó con repudio y jalo a su esposo para volver a sentarse en el sofá que antes habían compartido. -Veo que ya recapacitaste sobre lo que estuviste explorando y eso es lo único que me hace evitar correrte de la casa en estos momentos. -Lisa que había tratado de evitar la mirada de su madre a toda costa por todo lo que le expresaba ahora la miraba fijamente con unos ojos cristalinos.

Lisa sintió una presión terrible recorrer su pecho.-¿En verdad pensó correr a su propia hija de su casa? -Pregunto con una voz llena de dolor. -Tan fácilmente. -Minnie se levantó y apretó a la mano de su hermana.

-Tenemos el derecho legal de sustentarte hasta los 18 años Lalisa, nada más allá de eso y si, lo consideramos porque no podemos permitirte corromper de igual manera a Minnie, estás enferma y necesitas ayuda.

-¿¡Ayuda!? -Gritó entre lágrimas mientras golpeaba fuertemente la mesa de centro haciendo caer uno que otro florero. -Lo único que he hecho es amar a alguien, tratar de ser feliz con la persona que amo y ustedes me lo terminaron arrebatando. -Llevó sus manos a sus ojos y con ellas limpió bruscamente las lágrimas de coraje que descendían de ellas. -¿No pueden ser sólo mis padres y apoyarme a hacer las cosas que amo? ¿Es tan difícil?

-¡No puedes amar a otra mujer Lalisa! ¡Estás dementé! ¿Acaso no lo entiendes? -Gritó su padre desde su posición.

-¡No! ¡No lo entiendo porque lo que hice no es un maldito pecado y si lo es que se joda todo aquel que se oponga a el! -Gritó una vez más pero la emoción del momento la hizo caer en sus rodillas.

-Escúchame debidamente, tienes dos opciones... -Dijo la señora Manoban haciendo que Lisa levantara su rostro para observarla con esos ojos llenos de cristales. -La primera es que vuelvas a Tailandia, hemos hablando con tus abuelos, ellos ya se están encargando de buscar ayuda religiosa y la segunda es que te vayas a vivir a otro lugar, si tanto dices amar a Jennie puedes ir a pedirle posada y buscar un inexistente final feliz a su lado.

Lisa se ahogó entre sus lágrimas y una vez sintió de nuevo como su cuerpo marcaba un próximo ataque de pánico, salió corriendo a su habitación en el segundo piso mientras Minnie la perseguía escaleras arriba, su respiración se volvía más y más complicada de controlar mientras su vista se empezaba a nublar, una vez en la entrada de esta trató de llegar a su cama pero sus piernas la traicionaron y la hicieron caer en el suelo con brusquedad.

HURT ME (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora