Tal como estaba planeado, las 12 de la tarde del día Lunes, 2 días y medio, 60 horas, 3600 minutos y 216,000 segundos, todo este tiempo que empezaba a sonar cada vez más impactante y no era para menos, las chicas habían llegado por fin cada una a su casa, sanas y salvas, realmente cansadas pero aún más felices de haber disfrutado su viaje escolar.
Jennie se encontraba sentada frente a su caballete, continuaba con su pieza, ahora con diferentes pinturas después de terminar el boceto que iniciaba unas horas antes, detallaba aquella alfombra roja que se había encontrado bajo el sillón donde Lisa se había posado para ella plasmar su imagen, el fondo era el mismo que guardaba su memoria, una preciosa vista hacia al mar por medio de un balcón separado por puertas de cristal y una larga, elegante y llamativa alfombra roja, había decidido que el sillón lo cambiaria o agregaría en el momento que Lisa pasara por su casa a posar para ella una vez más.
Aquella chica de rasgos extranjeros había dado un gran volcado a lo que sentía por ella una vez más, Jennie llevaba bastantes años enamorada de la tailandesa, era todo desde una fantasía que anteriormente se veía cada vez más y más difícil de cumplir, pero ahora, ahora había arreglado sus problemas con Lisa, había descubierto que el odio que alguna vez Lisa había tenido hacía ella era algo que quería arreglar desde hace tiempo, lo cual era algo sorprendente pero lo más sorprendente era el hecho de que se habían besado, Jennie Kim y Lalisa Manoban, las mujeres más malditamente sexys, guapas e inteligentes de aquella universidad habían compartido dos fugaces besos, dos momentos que habían arriesgado la cordura de ambas chicas a un grado extremo.
Con un pequeño pincel creaba las cerdas que rodeaban aquella alfombra, estaba escuchando música, exactamente low key by Niki, aquella canción que había mantenido en repetición por más de una hora por el simple hecho de que en cada repetición está le agregaba peso a el querer cantársela con todo pulmón a aquella tailandesa de cabello oscuro y corto que la tenia en los cielos.
-"Us in a king-size, keep it a secret
Say I'm your queen, I don't wanna leave this".- Jennie cantaba desde su corazón esperando que mágicamente aquella tailandesa la escuchara por aquel balcón que las separaba. -"Let's not think too much, there ain't no problems, So long as we keep this".Y con lo dicho, detrás de ese espacioso y acogedor balcón estaba la tailandesa frente a ese piano de cola tratando de repasar una vez más los acordes que se mantenían corriendo por su mente, Lisa estaba enamorada de la música, era todo para ella, parece sumamente descabellada la idea si ponemos en cuenta que lleva pasando con 6 aquel taller de su institución, pero bueno, los clásicos no son el único género que le gustaría aprender por lo que era algo bastante aceptable, su amor por la música había llegado al mismo tiempo que su amistad con aquella pelinegra, habían asistido juntas a clases de canto, piano y guitarra, ambas amaban las expresiones del arte aunque el desempeño de la más baja había sido mucho mayor con la pintura.
El tiempo a solas en la habitación de la tailandesa la hacía sobre pensar todo aquello que había sucedido en las playas, esos rosado, carnosos y sedosos labios bagaban por su mente al mismo tiempo que un "No puedes disfrutar el besa a una mujer", Lisa sentía culpa, sentía una gran pesadez en su estómago y sobretodo un temor de que sus padres en algún momento se enteraran de los sucedido, Lisa no era la persona más entregada a su religión, en realidad su fe era casi nula, creía más en ella misma que en aquel ser divino, el punto era que su familia no pensaba igual, todo a su alrededor tenía que ser sujeto y dictado por este, "Si no era así no debería ser realizado" decían sus padres.
Su familia, el temor por esta y la única cosa que la sujetaba de aquellas ganar de volver a besar esos labios sabor frutos rojos que la atormentan.
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HURT ME (Jenlisa)
FanfictionEs devastador darse cuenta de que quizás el amor de tu vida, es la persona que estuvo a tu lado todo el tiempo, pero que por estupidos pleitos y disputas, te empeñaste a evitarla como si tu vida dependiera de ello, aquella persona que creías tu polo...