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Es curioso como cuando crees que estás en la mejor parte de tu vida, en esa punta donde por fin te sientes amado, cuando sientes que puedes enfréntate a lo que sea y estás dispuesto a eso, de un momento o otro todo se vuelve desastroso, vas cayendo poco a poco, terminas llorando todas las noches debajo de las sábanas preguntándote si hiciste lo correcto, si eres suficiente, si eres buena persona, si puedes lograr todo lo que sueñas, si eres la persona indicada para pasar por lo que está sucediendo o incluso preguntándote si es necesario seguir adelante después de haber sido tan cobarde cuando en realidad el destino solo te estaba poniendo una estupida prueba de valentía.

El corazón y la mente eran dos cosas que para ser completamente feliz debías mantener en balance, una ligada a la otra, pero... ¿Que pasaría si el corazón se mantenía en contra de tu mente? ¿Que sucedía si tu mente se fijaba solamente en las repercusiones que sucedían en tu alrededor sin importar cómo te sentirías tú? O aun peor, ¿Que tendría que pasar si tu propia mente estaba carcomiendo tu corazón completamente?

El tiempo junto al destino solían hacer de las suyas, dejando dos mentes, dos corazones, dos personas, dos amantes, dos mujeres repasando dentro de su mente que era lo que habían hecho mal, aun que una claramente lo sabía, sabía que había destrozado el corazón de el amor de su vida de la forma más vil posible, de una que ni siquiera ella sabiendo las razones completas podría ser digna de perdonar.

Pero ahora, sabiendo que de alguna manera "esos días" de las jóvenes estaban contados era momento de recordar el primer día de su tercer año, aquel que en un inicio pensaron que sería el mejor de sus vidas más que sin embargo no había sido otra cosa más que un terrible caos, Lastimando el alma y corazón de ambas.

Agosto 8 (7:25 am)

Unos pequeños golpes en la puerta del bacon llamaron la atención de Jennie, haciéndola salir corriendo desde su closet con una sonrisa más que brillante.

-Buenos días amor. -Dijo Lisa con un tono de voz propiamente tierno y cálido mientras su novia se lanzaba a sus brazos sujetándola con claro afecto.

-Buenos días hermosa. -Le respondió justo después de separarse del abrazo y juntando sus labios en un corto beso. -¿Dormiste bien?.

Después de haber pasado al rededor de un mes durmiendo entre los brazos de la otra ambas chicas habían decidido que debían dormir en camas diferentes si querían tener un descanso adecuando para iniciar su primer día de la mejor manera.

Lisa hizo un pequeño puchero y negó con su cabeza. -Ya me había acostumbrado a dormir entre tus brazos o contigo sobre mi. -Dijo haciendo reír a la mayor.

Jennie empezó a jugar con el cuello de la chaqueta de la tailandesa. -Extrañaste que estuviera toda la noche sobre ti pero ambas sabemos que no exactamente durmiendo amor. -Dijo con un tocó algo pícaro.

-¡Yahhh! ¡Pervertida! -Gritó la tailandesa apartando su cuerpo de la morena. Claramente no por desagrado, si no más porque sabía que se tenía que controlar y bueno cada vez que Jennie se le insinuaba aunque sea un poco la única cosa que deseaba era tenerla entre sus piernas o ella terminar entre las suyas. Lo cual de cierta manera la carcomía un poco, hace mucho menos de una semana habían compartido su primera noche juntas la cual al parecer en vez de tranquilizarla sola la hacía querer probar el cuerpo de la morena una y otra vez.

Jennie entre risas se dirigió en busca de su mochila. -Solo cuando eres tú el tema, es tu decisión ser tan jodidamente sexy y yo amo en cada parte esa decisión amor. -Se mordió levemente el labio inferior sin desviar la mirada de su novia. Tanto como la tailandesa, Jennie amaba provocar a su novia con cada mísero detalle, cada vez que lo hacía podría sentir su cuerpo ardiendo antes los ojos de Lisa y eso le encantaba, la hacía sentir deseada y jodidamente atractiva, de lo cual estaba totalmente segura de ser.

HURT ME (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora