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Es devastador darse cuenta de que el amor que una persona te proporcionó al estar a tu lado por un relativo corto tiempo, tiene la habilidad de dejarte caer más profundo que el mismo océano, tan fuerte y densamente.

Claramente hay momentos en que el amor es vida y tu solo quieres morir, hay momentos en los que te crees invencible, pero en realidad puedes lastimarte con cosas tan delicadas como el pétalo de una rosa y también hay momentos en los que sientes que estás en la cima de tu vida, con las personas que amas, cumpliendo tus sueños y siendo esa persona que siempre quisiste pero en realidad estás a pocos pasos de llegar a una caída libre.

El amor es uno de los sentimientos más completos que puedas encontrar, quizás el más puro, pero también el más doloroso y eso era algo que Lalisa Manoban y Jennie Kim habían descubierto más pronto de lo que esperaban.

Los meses empezaron a pasar una vez más.

Enero.

Febrero.

Marzo.

Mayo.

Junio.

Julio.

Y por más de que el corazón junto al destino trataban de unir fuerzas contra los desperfectos que ocurrían en dos almas gemelas, todo parecía obsoleto e inútil, casi imposible.

Primero estaba la deslumbrante coreana de ojos chocolate.

Jennie Ruby Jane Kim.

Jennie desde el tercer día de enero se había aferrado a la idea de mantener su cabeza en todo, cualquier mínima e insignificante estupidez con tal de desviar su mente de la mujer que aun amaba sin importar cuanto la lastimaba... algo que no concluyó en nada positivo y eso le resultaba realmente mediocre; cada pintura que completaba terminaba reflejando a la delicada figura que en un pasado, recorrió con sus dedos y labios tantas veces, aquella tan suave y cálida al tacto, casi tan blanquecina como la nieve y de aroma y sabor tan adictivo que siempre la dejó implorando por más; cada canción que escribía terminaba expresando todo lo que aún sentía por ella, odio, amor, desilusión, remordimiento, confusión, dolor, entre miles de otras emociones que no comprendía, solo para tratar de liberar a lágrimas su corazón destrozado; cada escrito o poema que había implementado como nuevo hobby culminaban en cartas con un claro destinatario y que nunca tocarían la luz del sol. Porque quien una vez fue su sol ahora no era más que un eclipse, una persona con una única función, apagar la luz que por años ella misma había irradiado.

Mentiría una y mil vez si dijera que el amor que profeso por años hacia Lalisa Manoban, ahora era inexistente; sentía pena, vergüenza y furia de aún seguirla amando como la primera vez que descubrió que lo hacia, pero bueno... el amor es un juego y parecía que claramente ella llevaba todas las de perder.

Los estudios del último año de preparatoria fueron la mejor escapatoria para mantenerse alejada de todo el ruido que su alma emitía; pasó horas encerradas entre las tantas paredes de libros que su escuela ofrecía, leyó y releyó cada libro existente en estas en el transcurso de seis meses, con un único objetivo: el salir del pequeño infierno que se estaba volviendo sus rutina... de esa que muchas veces amo por la tranquilidad y disponibilidad que le daba, pero que ahora... Ahora el tener tanto tiempo libre la hacía sentir miserable, la hacía sentir vacía e incompleta, porque un día esa misma rutina la compartió con personas que ya no podían estar más en su vida.
Se esmeró en concentrarse en sus estudios para así mantenerse en la cima de las oportunidades, para obtener una beca que la llevara a una distancia mucho más larga de la que le ofrecía Reino Unido, una con más posibilidades de poder alejarse de todo lo que ahora la condenaba; cosa que terminó por cumplir, consiguiendo becas artísticas y académicas en países como Australia, Nueva Zelanda, Japón, Corea y China, países que básicamente estaban al otro lado del mundo desde su ubicación.

HURT ME (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora