CAP. 10: Alianza.

263 91 115
                                    

Sentí como retiraron la capucha, el lugar estaba oscuro no podía ver bien las caras pero se podían distinguir cuatro personas delante mío.

— ¿Qué quieren? — Pregunté tratando de que no se notara la desesperación en mi voz.

No sabia donde aprendí a controlar tan bien mis emociones, pero en este momento lo agradecía muchísimo.

— Primero que nada queremos dejar en claro que no queremos asustarte, mucho menos lastimarte.— Era la voz de una chica pero no la reconocía.

— ¿Y arrastrarme por un pasillo con una bolsa en la cabeza fue su mejor plan? Felicidades lo lograron estoy inmensamente feliz. — Ironice.

— Perdón no era nuestra intención pero era la única manera. — La voz era de un chico que me resultaba familiar. — Si seguías escuchando ellos te iban a descubrir, y conociéndote no ibas a venir voluntariamente con nosotros.

— No estaba escuchando nada, solo me perdí buscando mi taller.— No sabía quienes eran pero no podía confiarme.

— No tienes que mentir. — La voz era una de chico pero era distinta, más grave. — Te vimos, escuchabas a la élite discutir.

— Okey, creo que están locos y confundidos. Ni siquiera se quienes son esos de la elite. — No importa lo que vieron lo iba a negar a muerte, aunque no se si fue la mejor elección de palabras, decirles locos a pacientes psiquiátricos.

Su silencio me preocupó, luego de unos segundos comencé a escuchar susurros y finalmente encendieron la luz.

Los que estaban en frente mío, eran el grupo de violetas, el cual se encontraba Sam.

— Está bien entendí que nos vas a mentir porque no vas a confiar en nosotros.- hablo Sam. — Pero primero escucha lo que tenemos que decir, te contaremos todo sobre este lugar y todo sobre la elite.

— ¿Y por qué harían eso? ¿Qué ganarían? — Pregunté confundida. — ¿Acaso me conocen?

— No ninguno te conoce, solo rumores.— Su respuesta me dejó intrigada. — Pero nuestro objetivo es el mismo.

— ¿Rumores? ¿Qué rumores? — Ahí estaba de nuevo la frustración de saber que todos me conocían, menos yo.

— ¿Vas a escucharnos? La única condición de contarte todo, es que te unas a nosotros.

— ¿Y en qué me beneficia a mí?

— Ya te dije ambos tenemos el mismo objetivo, salir de este lugar.

— Esta bien, voy a escucharlos pero no esperen que me quede. En base a lo que me digan tomaré mi decisión.— Sam observó a su grupo, los cuales asintieron.

— Bueno yo soy Sam, ya me conoces. El es Zaril. — Señalo a un chico moreno de sonrisa encantadora, parecía demasiado amistoso.

— Un gusto, espero que no salgas corriendo después que sepas la verdad, aunque creo que lo vas a resistir pareces fuerte.— Él hablaba demasiado, pero no como Belia, era más tolerable.

— Ella es Aradia. — Señaló a la chica que estaba sentada, tenía rasgos asiáticos, eso me trajo nostalgia pero no podía recordar el porqué.

— Tranquilo Sam puedo presentarme sola.— Hablo la última chica.— Soy Nahama.

— Primero empezaremos por hablar del hospital. — Interrumpió Sam.— En principio este lugar era un hospital psiquiátrico...

— ¿Entonces ahora que es?— Los cuatro me miraron con una cara de disgusto por la interrupción.

 Enigma #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora