CAP.25: RECUERDOS.

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Lunes 3 de julio de 2015

Era una mañana de otoño, aunque prefería el verano, me encantaba el color de las hojas en esta estación.

Mi teléfono sonó, era mi hermana.

— ¿Pasó algo? — Pregunté de inmediato.

— Quería saber a qué hora nos vamos a ver mañana, Ty está ansioso con los planos, necesita controlar que todo esté bien.

Que todo nos salga bien era lo principal, eso nos tenía preocupados, sobre todo a mis hermanos.

— Mañana a la tarde nos vamos a encontrar. — Dije mientras entraba a mi casa.— Estoy llegando de trabajar, quiero descansar.

— Esto es importante Aurora, no puede haber margen de error.— Su seriedad me hizo reír.

— Tranquila Luzbel se lo que hago, mañana nos vemos cuidense.

Ella no contestó y colgó, era fácil de enojar. Siempre fuimos polos opuestos, mientras ella era seria e introvertida yo era más extrovertida y despreocupada. La gente siempre nos decía que yo parecía la más chica, cosa que le molestaba a Luzbel ya que creían que físicamente también lo era.

Tenia dos hermanos, Luzbel de 20 y mi hermano de 16.

Mi hermano era más parecido a mi padre y a mi, Luzbel era más parecida a nuestra madre. Somos muy distintas físicamente, aunque todos siempre nos hablaron de lo parecido de nuestra mirada, con ella siempre hacemos bromas sobre nuestro parecido, ya que no vemos ninguno. Aunque somos totalmente diferentes en todo sentido, ella es mi otra mitad.

Estaba tan cansada que decidí tomar una siesta, vivía con mi papá. Después de todo el caos en el mundo, con mi padre decidimos mudarnos a un pequeño pueblo para poder seguir con los avances de nuestro proyecto. No queríamos exponer a toda la familia, sobre todo porque en este país, lo seres del otro mundo se han instalado de manera peligrosa. 

Ambos teníamos trabajos diferentes en una comunidad científica, científicos de todo el mundo buscando la manera de generar mas armas para nuestra protección y seguridad.                             
Su área de trabajo estaba un poco mas alejada que la mía, se supone que en un él llegaría en una hora, podía tomar una mini siesta hasta que él apareciera.

No sabía cuanto tiempo había pasado, pero ya era de noche, muy de noche. Mi cabeza dolía, tenía la boca seca, estaba confundida.

Mi ventana se encontraba abierta, permitiendo que el frío de la noche entrara, la luna estaba hermosa, más grande y luminosa que cualquier noche.

— Papá. — Lo llamé por toda la casa pero él no estaba.

Eso me alarmó, el nunca tardaba, siempre era demasiado puntual si se hubiera atrasado me lo hubiera dicho.

No había luz en toda la casa y mi celular estaba apagado, comenzaba a desesperarme.

Era obvio que esto no era bueno, estaba segura que me drogaron para que me durmiera.

Hice unas trenzas en mi cabello, mientras preparaba mi ropa, pantalón negro, borcegos y una remera igual de lisa y negra.

Preparé mi cinturón con algunas dagas y un arma.

Esto era obra de ellos, no querían que siga con el plan.

Cuando llegué a la puerta pise una hoja blanca, cuando la levanté pude ver que era una carta. Dentro había una ubicación, sabía que lugar era, vivía en un pueblo muy chico, las casas estaban lejos y todos se conocían. La ubicación que me daba la carta era una iglesia abandonada, pero para poder ir tenía que pasar por una carretera cerca del bosque, un camino abandonado.

Abrí la puerta decidida a buscar a mi padre, el viento de la noche golpeó mi rostro. Tenía miedo, miedo de que lastimaran a mi familia o amigos.

Cuando empecé a caminar rumbo a mi destino, pude sentir la mirada de alguien, me estaban siguiendo. La carta especificaba que tenía que ir sola, se estaban asegurando de que lo estuviera.

Escuche algunos pasos acercarse, cada vez mas cerca, arrinconándome.

Era algo que me esperaba, estos hijos de puta tenían una trampa, estaban esperando que saliera para atacarme.

Comencé a caminar más rápido, ellos estaban cerca podía sentirlos, pero no iba a dejar que la situación me nublara.

Metí mis manos dentro de mi cinturón para sostener las dagas mientras las cubría con mi chaqueta. Eran lobos, eran los únicos en este bosque, si sacaba mi arma no iban a funcionar contra ellos, eran rápidos para esquivar balas, la única opción que tenía era luchar cuerpo a cuerpo. Seguí en una desventaja enorme, no sabía cuántos eran, su posición era beneficiosa para observar mis movimientos, si hablamos de fuerza y velocidad ellos me ganaban. Pero yo no era tonta, estaba preparada, tenía mucho entrenamiento y ya me había peleado con otros seres sobrenaturales. Los lobos eran más difíciles, siempre venían en manada.

No estaba segura si iba a salir de esta, pero estaba segura que me iba a llevar algunos conmigo.

Un aullido me alarmó sacándome de mis pensamientos, iban a salir.

 Enigma #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora