CAP. 13: LOS MONSTRUOS TIENEN CORAZON.

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El despertar fue más difícil que los otros días, ya no estaba confundida estaba enojada. Lo único que tenía claro era que no podía confiar en nadie, en este lugar la mitad me conocía y la otra sabía rumores sobre mí más de lo que yo sabía. Demasiada frustración ya sentía por no recordar, ahora tenía que soportar que todos sepan de mí menos yo.

Los golpes en la puerta hicieron que me levantara hacia el baño, no tenía que ver quien era ya lo sabia.

— ¡Buen día! — Gritó Belia. — ¡¿Ya estás despierta?! Se nos va hacer tarde.

— En un segundo salgo. — Contesté.

Por el momento mi único objetivo era el salir de este lugar sin que su grupo sospeche nada, tendría que seguir manteniendo mi perfil bajo demostrando que me sentía cómoda con ellos.

Lo que todavía no entendía era porque ellos querían que este en la sección verde, quizás tenga sentido que quieran tenerme más cerca para vigilarme, pero si en la iniciación puedo recordar algo de mi pasado no seria bueno para ellos.

Los golpes de Belia me desesperaban termine por arreglarme un poco mi pelo y salir.

— Por fin. — Suspiro de forma exagerada.—  Tendremos que hablar sobre la puntualidad.

Yo solo sonreí, mientras ella, enganchó su brazo con el mío. —Me gustaría cambiar de taller. — Cambié de tema. — ¿Crees que sea posible unirme al de ustedes?

— ¡Claro! — Respondió animada.—  El único problema es que el taller esta a la misma hora que tu sesión, tendrías que cambiar tus sesiones a la tarde como nosotros. Luego puedes elegir mas talleres, el horario de la mañana lo tendrías libre.

— ¿En que otros talleres están ustedes?

— Bueno yo estoy en el de cocina y yoga, aunque no soy tan buena. — Hizo una mueca de disgusto antes de volver a hablar.— Baco esta en natación al igual que Agaris.

— ¿Y Beliel?

Me interesaba saber sus actividades para poder conocerlos mas, no por algún interés, pero por la mirada que medio Belia, pude notar que mal pensó mis intenciones y no estaba muy feliz.

— ¿Por qué el interés?— Cuestiono con una ceja levantada.

— Bueno nombraste las actividades de todos menos la de él, solo es curiosidad.

— A él no le van mucho los talleres.— Contestó seria. — Solo esta en el de ajedrez, luego se la pasa en la biblioteca leyendo.

Decidí no insistir mas en el tema, era obvio que algo pasaba entre ellos dos y ella no estaba muy contenta con mi repentino interés en Beliel.

— Creo que seria lindo aprender un poco de cocina. — La verdad es que no me interesaba, pero Belia era la única que hablaba demasiado, quizás podría sacarle un poco de información si pasaba mas tiempo con ella.

— Genial. — Dijo mejorando su humor.— Puedo hablar con la administracion, ellos pobran cambiar tus horarios pero tendras que pedirle el pase a tu supervisora.

Me sorprendía la liviandad con la que se manejaban en este lugar ¿Desde cuando un paciente puede elegir sus horario? Elegir un taller puede estar bien, pero cambiar tu psicólogo y todo su horario, eso no era normal ellos tenían muchas influencias en este lugar.

— ¿Es necesario ir con mi supervisora?—Desde lo ocurrido ayer no quería verla, mucho menos pedirle nada.

Lo que mas me molestaba era el hecho de que ella me mintio del principio, dijo querer ayudarme pero me ocultaba iformacion importante. Ella pudo advertirme de la elite, pero prefirió callarse.

El grupo de Sam era otra cosa, la verdad no sabia si podía confiar o no, quizás ellos eran los malo o quizás era mi cabeza volviéndose paranoica. De todas formas no quería arriesgarme, mi prioridad es salir de este lugar y confío en poder hacerlo sola.

— Lamentablemente si.— Me miro frunciendo sus labios.— Lo siento no puedo ayudarte con eso, se que Zafira no es la mejor de las supervisoras pero no queda otra.

— ¿No te agrada?

— No es de mis favoritas, puede ser muy metida y odiosa.

— Si no me gusta mucho sus sesiones, me hace sentir incomoda.— Mentí.

— Que bueno por un momento pensé que ella y tu tenían buena relación.

Llegamos a la cafetería, pude sentir la mirada de Sam y su grupo pero decidí ignorarlos mientras me sentaba junto Agaris.

— Tenemos buenas noticias.— Dijo Belia mientras sonreía.— Ella va a cambiar su horario para poder estar en nuestro taller.

—Eso es genial.— Sonrió Agaris.— Te vas a sentir mas cómoda con nosotros, antes que en un lugar con gente que no conoces.

— Tampoco nos conoce.— Hablo Baco, mientras Beliel reía. — Ni nosotros a ella, quizás sea una psicópata que nos quiere matar.

—¿Por que? ¿Te doy miedo?— Reí.— Si te hace sentir mas seguro no tengo ni la habilidad ni la fuerza para matar a nadie, soy inofensiva. Lo prometo.

— No te tengo miedo.— Contestó enojado.

— ¿Seguro? Porque eso es lo que me pareció. —Era obvio que el solo jugaba conmigo pero a mi también me gustaba fastidiarlo.— Tranquilo no voy a lastimarte, estas seguro.

La risa de Beliel interrumpió la mirada asesina de Baco hacia a mi.

— Solo vi a una persona dejar a Baco con la boca cerrada.— Intervino Belia. — Supongo que ahora hay dos.

— No digas estupideces.— Respondió Baco enojado.— No me parece divertido pelear con ella.

— ¿Quieres ir ahora por tu nuevo horario?— La pregunta de Agaris fue para cambiar de tema, no porque estuviese interesada en mi horario.

— Después de desayunar, cuando sea horario de mi sesión iré a pedirle el cambio.

El desayuno fue igual que siempre ellos hablando de cosas sin relevancia y riendo de chistes malos de Baco, la diferencia fue que esta vez me integre mas y ellos me hacían participe de sus conversaciones.

Incluso Belia nos conto lo propensa que era a los accidentes

— Es en serio.— Rio Belia. — Cuando tenia ocho años me rompí el brazo al caer de un árbol.

—¿Cómo? — Rio Baco.

— Cuando era chica me gustaba muchos los libros de astronomía, mi madre me los leía todas las noches. Cuando ella murió, todos decían que ella se convirtió en una estrella, que ahora se encontraba en el cielo, cuidándome.— Su tono ya no era divertido, era nostálgico. — Creí que si me subía a un lugar muy alto podía llegar al cielo y pedirle que volviera, que no quería una estrella quería a mi madre.

Se hizo un silencio incomodo, Belia no era de las que se mostraban tristes, al menos eso fue lo que note en el poco tiempo. Beliel la observaba como si el dolor de ella fuera el suyo, incluso Baco se notaba un poco empático. Al parecer los monstruos si tienen cerrazón.

— Bueno supongo que no llegaste a las estrellas.— Bromeo Baco.

—No.— Rio Belia.— Lo único que gane fue un brazo roto, eso dolió mucho y fue una total decepción.

Todos rieron, yo solo fingí una sonrisa. Me incomodaba que hablaran de cosas tan personales delante mío, como si no quisieran matarme y fuéramos amigos de toda la vida.

Tenerlos cerca ya era algo que me disgustaba pero tener que aguantar su falsedad me asqueba. ¿Que creían que al contar cosas tan personales, los vería mas humanos y bajaria mi guardia? Estaban equivocados. Esto me demostraba que ellos eran manipuladores y muy buenos mentirosos, demasiado inteligentes e idiotas a la vez. Ahora sabia que ellos tambien tenian debilidades, su amistad a pesar de ser por conveniencia, era real podia notarlo en sus miradas.

Iba a lograr que se arrepintieran de querer lastimarme. Si ellos tienen corazon me voy a encargar de destruirlo.

 Enigma #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora