CAP.40: INSEGURA.

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Llegó la hora de ir al taller, pero no me sentía preparada para hablar con ellos.

Estaba feliz por mis recuerdos, pero una parte de mi los odiaba, podía empezar a recordar y actuar como era en realidad.

La fachada de ser indiferente y fría, era por mi paranoia, ahora que podía saber quién era me sentía insegura.

Era una cobarde, estaba encerrada en mi cuarto, tenía miedo de salir y enfrentarme al grupo de Sam. ¿Qué fue lo que ella vio? ¿Por que los quería lejos?

Golpes en mi puerta me asustaron, logrando que saliera de mi pensamiento.

— ¿Quién es?— Pregunté mientras me acercaba a la puerta.

— Soy yo, Sam. — Su voz parecía más seria de lo normal.

Estaba nerviosa si lo dejaba pasar íbamos a estar solos.

No podía estar así de nerviosa, había luchado con lobos y otros seres, tenía poderes y estaba entrenada. Pude contra más cosas que un chico enojado, puedo manejar esto.

Aunque en este momento no sabia como carajo hacer funcionar mis poderes.

Di un último respiro y abrí la puerta.

— Ya estaba yendo solo se me hizo tarde.— Dije indiferente, cuando estaba por pasar por al lado de él, tomó de mi brazo de manera brusca, y me metió dentro del cuarto.

Tiro de mi y caí en el piso, mientras cerraba la puerta.

—¿Qué mierda estas haciendo?— Preguntó enojado.

— ¡¿Qué hago yo?! ¡¿Qué mierda te pasa idiota?! — Dije mientras me ponía de pie.

El miedo había desaparecido, solo quedaba enojo.

— Vi como te alejabas para hablar con Belia. ¿Me crees idiota? — Dijo mientras sujetaba mi rostro con fuerza. — Si crees que puedes traicionarnos tan fácil, estas equivocada.

Nunca lo había visto así, parecía un chico diferente, me acorraló contra la pared y ejerciendo más presión en mi cara.

— No se de que estas hablando. — Dije tratando de empujarlo.

— Quieres traicionarnos, quieres hacer lo mismo que hizo ella.

Lo último que dijo me hizo reaccionar, no estaba tan equivocada, él le había hecho algo.

Le di un golpe en cuello haciendo que se quedara sin aire, cuando me soltó, le di una patada en la entrepierna haciendo que callera arrodillado. Ahora era yo, quien sostenía bruscamente su cara.

— No vuelvas a poner un dedo encima o te lo corto.— Amenacé. — No se porque mierda ella los traicionó, pero si le hiciste lo de recién, me alegra mucho que lo haya hecho.

Seguía muy enojado, su respiración estaba acelerada.

— ¿Quieres terminar como ella? — Dijo tratando de zafarse de mi agarre.

— ¿Es una amenaza? — Dije clavando las uñas en su mejilla.— Porque si es una amenaza, el único que va a salir muerto de este lugar, serás tu.

— No es una amenaza, yo no la maté, jamás la hubiera lastimado.

Lo solté y me alejé poniéndome cerca de la puerta, iba a estar preparada para cualquier cosa.

— ¿Y qué pasó?— Pregunté.

— Ella y yo estábamos saliendo.— Dijo mientras se sentaba en la cama. — Hasta que conoció a Baco, ella se enamoró de él.

— ¿Por eso la mataste? — Pregunté y él me dio una mala mirada.

— No la mate. — Contestó molesto.— Si me puso mal, pero no soy tan idiota entendí que no me quería. Ella estaba cegada, le advertí miles de veces que no hablara del plan con ellos, que no eran buenos, a ella no le importo. Con el tiempo se fue alejando de todo el grupo, se la pasaba con la elite, lo último que sé es que les contó del plan y al otro día apareció muerta. No soy un santo, pero jamás lastimé a nadie, me dolió muchísimo lo que pasó, todavía sigo enojado conmigo y con ella, pero eso son cosas que tengo que resolver.

— ¿La élite la mató?

— No lo sé, ella se alejó y no pude saber nada de ella.

— ¿Por qué ella se fue con ellos? ¿Por que confiar en los malos? Era una persona muy lista para cometer esa estupidez.

— Hay una sola cosa que puede volver estúpidas a las personas, incluso hasta la más inteligente.

— ¿Qué cosa?

— El amor, ella estaba muy enamorada de Baco. Si la hubieras visto lo entenderías, lo miraba como si fuera la cosa más importante en toda su vida. Cualquier cosa que haya hecho, estoy seguro que fue por él.

— ¿Por qué creerte? Entraste a mi cuarto como un animal y me agrediste.

— Estaba enojado, creí que ibas a irte con ellos, igual que lo hizo ella. No sabes lo difícil que ha sido estar encerrado todos estos años, pensé que la única oportunidad que tenía la había perdido.

— ¿Y eso te da derecho a tratarme así?

— No, fui un idiota lo admito. Aunque creo que ya me lo devolviste. — Dijo con una sonrisa.

— No te quiero cerca.— Dije seria. — Vamos a estar en el mismo equipo para salir de este lugar, pero no quiero que me vuelvas a dirigir la palabra, a menos que tenga que ver con el plan.

— ¿Es en serio? — Preguntó levantándose de la cama.

— Si Sam, aunque no lo creas a las chicas no nos agradan los animales que no se pueden comunicar hablando.— Me corrí de la puerta y la abrí. — Nunca permití que nadie me agreda, no voy a empezar ahora. Lo único que tenemos en común es el plan, nada más. Solo tenemos que salir de este lugar y ya está.

— Bien.— Contestó enojado y se fue.

 Enigma #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora