CAP.28: MISION.

159 71 58
                                    

Llegamos a un descampado en donde dejamos el auto. No recuerdo cuánto tiempo pasamos, al menos unas tres o cuatro horas caminando, estaba agotada. Ellos estaban muy pendientes de que estuviera bien, siempre me daban agua y se aseguraban de que descanse.

Eran demasiados atentos, me contaron un poco de lo buenos amigos que eran, Malik y Dhalia eran pareja, su relación me resultaba demasiado tierna. Mientras Malik era todo risa y ternura, Dhalia era más reservada y directa, aunque ambos eran demasiados buenos y atentos.

Luzbel y Kalil eran un tema aparte, ambos eran callados y serios, siempre estaban atentos a todo y hablaban de planes y estrategias. Al principio creí que eran pareja, luego Malik, decidió ser amable y compartir la información de los buenos amigos que eran.

Llegamos a una cabaña de dos pisos, estaba en el medio de la nada rodeado de pastizales.

— Están cerca.— Dijo Luzbel.— Puedo sentirlos, tenemos que asegurar el lugar.

Miles de pensamientos cruzaron por mi cabeza, estaba confundida, ellos parecían entenderse perfectamente, sabían todo con solo mirarse, y yo no entendía ni donde estaba parada.

Decidí no contradecirlos, así que los seguí dentro de la cabaña.

— ¿Quiénes vienen?— Pregunté confundida.— ¿Vienen por mí?

— Sí. — Contestó Luzbel.

— ¿Por qué?¿Qué quieren de mí?

— Tranquila, nadie va a lastimarte.— Kalil intento tranquilizarme.

— Nuestra misión es mantenerte a salvo.—  Siguió Luzbel.— Sin importar que, nosotros vamos a protegerte.

Luzbel podía ser muy seria y estricta, pero era buena y comprensiva.

— Está bien, confío en ustedes.— Dije sin pensarlo.— ¿Cuál es el plan?

No recordaba mucho, ni tampoco entendía en que estaba metida, pero confiaba en ellos, no sabia el porque, pero les creía.

— Hay un pasadizo en el sótano de esta casa.— Explicó Kalil. — Ustedes se irán por ahí, mientras yo me quedo a distraerlos en la parte de arriba.

— Es arriesgado.— Intervine de inmediato, Kalil me dio una sonrisa que hizo que me pusiera nerviosa.

— Sé lo que hago. — Dijo aun con una sonrisa en su cara.

— Los lobos tienen un gas que los vuelve locos. — Dijo Malik mientras le daba unos frascos a Kalil.— Con esto los vas atraer hacia a ti, Ten mucho cuidado esto los vuelve mil veces mas locos.

— Son muchos. — Intervino Luzbel. — Puedo sentir unos 10 a 15 lobos, supongamos que matemos algunos y otros caigan en la trampa de Kalil, seguirán buscándonos.

— El plan es seguir. — Ordenó Kalil.— Pase lo que pase, esa es la orden, que ella siga viva.

Todos asintieron, era lo más lógico que él fuera, no solo porque era el jefe, sino porque se notaba lo poderoso que él era.

Estaba asustada, pero confiaba en ellos. ¿Eso no era raro?

Malik se quedó en una de las piezas de arriba, él era un francotirador. Kalil, se quedó en la parte superior esperando en las escaleras. Nosotras fuimos al sótano a prepararnos.

Mire por última vez Kalil, parecía un ángel nunca había conocido a nadie igual, todos llevan un collar con cuatro chapas en el cuello, pero él llevaba una cruz de plata. Su mirada se encontró con la mía, levantó una ceja mientras me sonreía.

Me fui rápido con las chicas, por la vergüenza de que me haya encontrado viéndolo.

Cuando estaba con las chicas ellas me entregaron armas, parecían militares los cuatro, aunque eran buenos y trataban de hacerme sentir segura.

Dhalia saco una mochila llena de armas, dagas, estacas y flechas. Nunca había visto armas de este tipo, el material era especial no podía descifrar si era plata o algo mas.

Había un pasadizo detrás de un cuadro viejo, en ese lugar nos quedamos esperando la señal.

Pude escuchar todos los ruidos desde donde estábamos, el lugar era chico y solo había una mesa donde dejamos todas las cosas.

Luzbel tenía un arco y flechas, Dhalia se manejaba con un hacha, Malik era un francotirador, a mi me dieron dagas, pero sentía que ya las había usado.

Luego de un tiempo y escuchar varios disparos y ruidos, Malik entró en el pasadizo.

— ¿Dónde está Kalil?— Pregunté preocupada.

— El se está encargando de los que quedan, tranquila no nos iremos hasta que el termine con los últimos.

Dhalia, estaba muy impaciente, se le notaba.

— Son los últimos.— Dijo Luzbel. — Solo quedan cuatro.

Estaba impaciente, y desesperada, podía sentir que los lobos estos eran diferentes a los que me habían atacado a mi, los que me atacaron eran más tranquilos, peligrosos pero no como estos, los de ahora eran bestias salvajes que no tenían control.

No sabía porqué estaba tan nerviosa por Kalil, pero no quería que le hicieran daño.

— Si quedan pocos porque no suben. — Dije impaciente.— Yo soy inútil, puedo quedarme aquí prometo no ser un estorbo, pero ustedes pueden ayudarlo.

— Él dio la orden.— Contestó Luzbel.— Kalil es poderoso se puede encargar de ellos, si alguno de nosotros sale atraerá a esas bestias hacia ti, su olfato es increíble pondría el plan en riesgo. No podemos permitirnos nada de eso. Es parte de la misión.

Y otra vez con lo mismo, la misión. ¿Cuál era la maldita misión? ¿Por qué yo era tan importante? ¿Por qué mi papá me dejo con ellos? Quería llorar de la impotencia.

 Enigma #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora