CAP.46: BUENA SUERTE.

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El plan estaba terminado, había llegado la hora, contaba los minutos para que llegara este momento, estábamos a minutos de lograr nuestro objetivo.

Estaba muy nerviosa, mis manos temblaban, tenía una sensación horrible en el estómago, quería llorar y salir corriendo. Tenía mucho miedo, no quería que nada malo pasara, quería que todos saliéramos de este lugar. No me importaban las diferencias, todos queremos lo mismo, y me daba miedo que no todos pudieran lograrlo.

Tocaron mi puerta dos veces, esa era la señal, Ziara me estaba esperando afuera.

— Lista.— Dijo con una gran sonrisa, pero sus ojos se veían un poco hinchados, como si hubiera llorado.

— Lista. — Le respondí con la misma sonrisa, ella no parecía bien y no iba a preguntar.

El camino hasta la oficina de Zafira fue lo peor, sentía mis pies pesados, estaba sudando y estaba muy fría, cada paso que daba sentía que mi corazón se iba a salir. Estaba segura que alguien saldría de algún lugar y nos mataría.

Nada de eso pasó, llegamos seguras a la oficina, esperamos a que todos vinieran, los últimos fueron Sam y Zaril.

— Mi corazón va a explotar.— Dijo Zaril. — Siento que estamos en una película de terror, dios seguro muero primero, el cliché del negro.

Eso me hizo reír, dios mi hermano y él se tenían que conocer.

— No es gracioso, es racista.— Dijo fingiendo estar ofendido.— ¿Por qué no trajimos una rubia? Eso me daría más tranquilidad.

— Zaril por favor, esto es serio.— Dijo Nahama mientras enganchaba su brazo con el de él.- Además me estás asustando.

— Tranquila yo te cuido. — Dijo mientras la abrazaba.

Zaril era demasiado miedoso, lo más seguro es que ella lo cuide a él.

— Está listo.— Dijo Zafira mientras sacaba algo de un cuadro.

— El cuadro de la fundadora.— Susurré.

— Buen lugar para ocultar la llave.

Detrás del cuadro había un aparato con teclas, Zafira puso una combinación, haciendo que el librero de la izquierda se corriera.

Era una puerta que llevaba a unas escaleras enormes.

— ¿Tenemos que bajar por ahí? — Preguntó Zaril.— Me da miedo la oscuridad.

Todos le dimos una mala mirada.

— Esta bien solo decía. — Dijo levantando las manos.

Todos bajamos, Zafira fue la última ya que tenía que cerrar la puerta.

El lugar era oscuro, y las escaleras eran muchas.

Terminamos en una especie de cueva, Zaril tenía razón, parecía una película de terror. Caminamos por unos 15 minutos hasta llegar a una pared con tres caminos diferentes.

— Esto es de ustedes.— Zafira le entregó una mochila a Sam y otra a Zaril.— Dos van a ir por la derecha otros dos por la izquierda, nosotras iremos por el medio. Nos encontraremos en el pueblo que está en su mapa, si no llegamos en 30', sigan por su cuenta, todo esto anotado en el cuaderno que les di.

Todos nos miramos.

— Bueno si no nos volvemos a ver, buena vida.— Dijo Zaril. — O muerte depende la situación.

Nahama le dio un codazo que lo hizo callar.— Buena suerte a todos.

Mire por última vez a todos, Sam me estaba mirando y le ofrecí una sonrisa, él me la devolvió y se fue junto Aradia.

Me sentía mal por haber desconfiado de él, tenía que resolver muchas cosas en terapia, y jamás iba a justificar su comportamiento, pero no lo mato el la amaba. Tampoco me traicionó, se quedó conmigo como prometió.

Seguí el camino junto a Zafira y Ziara.

Estaba tan nerviosa, que Ziara tomó de mi mano.

— Tranquila, pareciera que te vas a desmayar, por favor no te mueras ahora.—  Dijo riendo.

Eso me hizo reír, me relajo bastante.

Después de caminar por mucho tiempo, llegamos a unas escaleras.

— Esta es la iglesia donde te encontraron.— Dijo Zafira.— Estamos lejos de la institución tranquilas. A unos metros de aquí deje un auto escondido.

— ¿Crees que los otros hayan llegado?— Pregunté preocupada.

— Si, les deje muy bien las indicaciones, no hay manera de que se pierdan.— Respondió Zafira.

— Zaril es muy torpe. — Dijo Ziara

— Bueno quizás a él le cueste un poco más.— Dijo Zafira y las tres reímos.

— Pero lo bueno es que está con Nahama.— dije. — Eso me da mas calma.

Reímos mientras cerrábamos el lugar.

— Que lindo que lo último que hagan antes de morir, sea reír.— Reconocí su voz de inmediato.

Las tres nos paralizamos al verla de pie frente a nosotras, con dos hombres detrás de ella, ambos encapuchados y armados.

¿Cómo no lo vi antes? Todo este tiempo estuvo delante de mí, y no fui capaz de ver que era ella, siempre manejando las cosas desde las sombras, mostrando autoridad e indiferencia.

Siempre creí que era otra odiosa mas, pero la había subestimado, nunca creí que ella fuera la reina. Todo tenía sentido ahora, era la única con acceso sobre los pacientes, todos le temían.

Subestime a la reina, subestime a Lidia.

 Enigma #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora