Capitulo 4

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—Soy yo

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—Soy yo. Hola Lucas. —no puedo creer lo que ven mis ojos, esto tiene que ser una broma.

Regina. —pronuncié su nombre.

La mujer frente a mí me mira con una sonrisa. Se ve igual que la última vez que la ví, el día que rompió mi corazón, el día que me abandonó para irse con otro.

Aquel día en el que juré no entregarle el corazón a ninguna otra mujer. Juramento que cumplí al pie de la letra hasta que Emily apareció, aquel día que la ví por primera vez en el estadio. Hasta que sus ojos y su sonrisa derrumbaron todas mis barreras y me enamoré perdidamente de ella.

Yo pensaba que lo que había sentido por Regina Camacho era amor, pensé que me había enamorado de ella, pero ahora estoy seguro de que en ése momento yo no tenía ni la menor idea de lo que se siente al estar enamorado.

No sabía que el amor podía darte vida en un instante y al siguiente matarte. No sabía lo que se sentía mirar los ojos de alguien y sentirse pleno, absolutamente feliz sólo por poder mirarla, sólo por poder tocarla.

No tenía idea de que se podía amar hasta sentir que duele el alma, pues ahora lo sé, ahora después de ella, todo es diferente. El amor para mí sólo tiene un significado y su nombre es Emily Roberts.

—¿Lucas? —la joven volvió a hablar.

Parece que me quedé pensando y no me di cuenta de que ella estaba aquí aún. Me gustaría saber qué diablos hace aquí.

—¿Qué haces aquí Regina?

—Vine a verte, volví por ti. —respondió acercándose a mí, inconscientemente retrocedí alejándome de ella.

—¿Regina?

—¡Oh por Dios! Laurence, qué alegría verte. —exclamó la mujer a la que alguna vez pensé amar.

—Hola, es una sorpresa verte aquí después de todo este tiempo. —si hay alguien en el mundo a la que no le agrada Regina, esa es mi madre, pero es muy educada.

—Sí, lo sé, de hecho yo quería hablar con Lucas. Es muy importante, por favor. —dijo con expresión de súplica.

Caminó hacia mí una vez más y pude verla más de cerca, parece que está más delgada, su cabello luce igual, el mismo color castaño igual que sus ojos.

Me resulta muy gracioso recordar que alguna vez pensé en compartir mi vida con ella, ese sólo pensamiento ahora es imposible para mí, la única mujer con la que quiero vivir para siempre es Emi.

—¿De qué quieres hablar conmigo Regina? Después de todo este tiempo, te apareces aquí de la nada ¿Y yo tengo que escucharte? —pregunté contrariado.

—Lucas, yo soy consciente de que te lastimé y precisamente por eso estoy aquí, quiero que hablemos para explicarte mis razones.

—Yo los dejaré solos, debo continuar agendando mi ticket de avión. —mi madre apretó mi mano y entendí inmediatamente que ella continuará con el plan que ideamos juntos hace unos minutos.

Mi vida en tu mirada - Vol. 2- YA EN FISICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora