Capitulo 30

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Lucas solo me mira en silencio, no puedo entender lo que está pasando, no logro entender su silencio y las lágrimas que caen por mis mejillas son igual de amargas que las suyas

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Lucas solo me mira en silencio, no puedo entender lo que está pasando, no logro entender su silencio y las lágrimas que caen por mis mejillas son igual de amargas que las suyas.

Sus hermosos ojos, que me enamoran cada vez que me miran, ahora lucen apagados y sin la luz que ilumina todo. Ahora tienen una sombra que solo puede ser descrita como arrepentimiento y otra cosa más, que estoy segura que es culpa.

—¿Lucas? Por favor háblame. —supliqué una vez más.

—¡Habla, Lucas! ¿Por qué no le dices a Emily la verdad de una puta vez? —las palabras de Regina detonaron algo dentro de mí y volteé fulminándola con la mirada.

—¿Por qué no te largas de aquí? ¿Acaso no tuviste suficiente? —exclamé con veneno en la voz.

—¡No me iré de aquí hasta que tú sepas toda la verdad!

—¿Y eso por qué te interesa tanto? Pues está clarísimo que no me soportas. —repliqué sorprendida con mi propio comportamiento, pues la verdad es que tengo muchas ganas de borrarle esa sonrisa burlona a esta mujer.

—Eso no es asunto tuyo, Emily. Yo solo necesito que tú desaparezcas de una vez, de la vida de Lucas. ¡Necesito que dejes de arruinar su vida de una vez!

—¿Así que de eso se trata todo esto? Tú sigues enamorada de él y tienes la ilusa idea de que si yo me alejo, él volverá contigo ¿No es así, Regina? —la morena guardó silencio, tal vez avergonzada por mis palabras. —¿Por qué no me contestas? ¿Ahora ya no quieres hablar?

—¡Tú eres la culpable de todo lo que ha pasado en la vida de Lucas! ¡Tú, Emily Roberts, eres la desgracia de Lucas! —escupió acercándose a mí.

—¡Regina, ya basta! ¡Cállate de una vez! —exclamó Lucas muy nervioso.

—¿Por qué me pides que me calle, si estoy diciendo la verdad?

—¡No! No estás diciendo la verdad, Regina. Yo amo a Emily y la voy a amar hasta el último de mis días. Ya olvídate de mí y sigue con tu vida, pues lo que nosotros tuvimos, ya no existe. —las palabras de Lucas me aceleran el corazón, sin embargo aún no puedo acercarme a él, pues estoy segura de que sigue ocultando cosas muy importantes para mí.

—Lucas, por favor tienes que recapacitar, esta mujer solo va a ser tu perdición. —la mujer intentó tomar una de las manos de Lucas, pero él se lo impidió.

—Vete de aquí de una vez y aléjate para siempre de mi vida. No quiero volver a verte, Regina.

—Lucas...

—¡Lárgate! —el grito del francés me sorprendió mucho, pues nunca lo había visto tan enojado.

Dirigí mi mirada a su rostro y noté las lágrimas de impotencia, que rompieron mi corazón.

Regina, acomodó su largo cabello y luego caminó en otra dirección, dejándonos solos en el estacionamiento. No tengo idea de cuánto tiempo pasamos parados al lado de su auto, hasta que la naturaleza nos obligó a subir, pues empezó a llover a cántaros.

Mi vida en tu mirada - Vol. 2- YA EN FISICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora