Capitulo 24

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Terminé de preparar la comida para Lucas y empecé a disponer la mesa para que podamos cenar juntos

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Terminé de preparar la comida para Lucas y empecé a disponer la mesa para que podamos cenar juntos. Preferí que tomemos agua con limón, pues me parece que él ya ha bebido lo suficiente.

Justo cuando estaba a punto de ir a despertarlo para ofrecerle algo de comer, su celular volvió a sonar. Espero realmente que no sea Laurence porque no tengo paciencia ni tiempo para aguantarla.

Tomé el dispositivo móvil y me sorprendió mucho ver el nombre de la persona que lo está llamando.

«Mi alma»

Contesté la llamada sabiendo bien de quién se trata, creo que es momento de que esa mujer y yo hablemos.

—¿Hola? —respondí. Se quedó en silencio por una fracción de segundo y luego habló.

—Hola, por favor necesito hablar con el señor Lucas Hernández.

—¿Emily? Eres tú ¿Verdad? —pregunté fingiendo ignorancia.

—Uhm sí, soy yo.

—¡Me alegra mucho escucharte! Soy Regina. —afirmé alegremente, ella volvió a guardar silencio por un par de segundos más.

—¡Oh! Uhm, hola Regina, uhm yo solo llamo porque debo decirle algo a Lucas. —señaló con voz temblorosa, sonreí al darme cuenta de que le molestó mucho saber que Lucas está conmigo.

—Entiendo, sin embargo no puedo darle el teléfono ahora, él está «indispuesto» —afirmé en tono de burla e insinuando algo más, que dejé a su imaginación.

—Uhm sssí entiendo, yo, uhm no es importante. De hecho no tienes que decirle que llamé. Que tengas buenas tardes. Hasta luego. —habló tan rápido y con la voz rota, que me causó gracia escucharla, terminó la llamada sin dejarme responder.

Sonreí y dejé el celular sobre la mesa soltando una pequeña carcajada. Me di vuelta dirigiéndome hacia la cocina, pero su voz me detuvo.

—¿Con quién hablabas? —Lucas me mira muy seriamente y pasa su mirada, de mis ojos a su teléfono celular, que acabo de poner sobre la mesa.

Mierda

—Con tu madre, ella quiere que la llames porque está muy preocupada por ti. —respondí con nerviosismo y apretando el dispositivo móvil. Necesito encontrar la manera de borrar la llamada de esa mujer, antes de que él la vea.

—Mentira. —afirmó y en dos grandes pasos se acercó a mí, retirando con fuerza el celular de mi mano.

—Lucas... —traté de detenerlo sin suerte, pues ahora mira con horror el nombre de la persona que acaba de llamar.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Qué diablos le dijiste? ¡Habla! —exclamó furibundo.

—Lucas, esa mujer es tu perdición. ¡Ella es la culpable de tu desgracia!

Mi vida en tu mirada - Vol. 2- YA EN FISICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora