Capitulo 26

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Al llegar al hotel, Lucas dejó el auto en uno de los estacionamientos subterráneos y luego entramos juntos al elevador

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Al llegar al hotel, Lucas dejó el auto en uno de los estacionamientos subterráneos y luego entramos juntos al elevador.

No puedo decir que el viaje de Hyde Park hasta aquí, fue cómodo, pues la verdad fue todo lo lo contrario. Ninguno de los dos habló durante todo el camino y creo que eso incrementó la tensión sexual que existe entre los dos.

Tengo el corazón en la boca y no tengo idea de cómo manejar las ganas que tengo de besarlo. No ayuda en nada, el hecho de que la camisa que está usando esté mojada, y se pegue a su cuerpo como una segunda piel.

Se ve absolutamente sexy y aunque mi lado racional me dice que no debo acercarme, hay otro lado dentro de mí, que me grita que lo haga.

Dios mío, necesito alejarme de él, antes de cometer una locura.

Lucas presionó el botón, indicando el piso en el cual está la suite en la que me estoy hospedando. Me sorprendió al inicio, que él sepa muy bien cuál es la suite, sin embargo después me di cuenta de que es obvio, siendo él quien está pagando por todo esto.

El elevador se mueve y los dos permanecemos parados uno al lado del otro. Mientras él me mira fijamente en el espejo de la puerta, yo estoy muy concentrada en el zipper de mi pequeño bolso.

Soy una cobarde.

Sí, lo soy.

Sin embargo, debo decir en mi defensa que no confío en mis decisiones cuando él me mira con esos hermosos ojos.

Honestamente, además de estar muy concentrada en mi bolso, tengo la misión de controlar mi respiración y los latidos frenéticos de mi corazón, pues definitivamente sería muy vergonzoso que él notara el manojo de nervios en el que me convierto por su sola presencia.

Cuando las puertas del elevador se abrieron, liberé el aire que no había notado que estaba conteniendo. Él me dejó salir primero, como todo un caballero y luego caminó a mi lado hasta la puerta de la suite.

Nos detuvimos y luego de tardar un poco más de la cuenta buscando la tarjeta que abre la puerta, por fin pude abrirla.

Entré a la habitación y él se quedó afuera observándome pacientemente, su expresión es indescifrable, en este momento me encantaría tener la habilidad de leer la mente, para saber en qué está pensando.

Pasaron un par de segundos hasta que por fin pude encontrar mi voz.

—Uhm ¿Te gustaría... pasar para... secarte? —pregunté, sin poder esconder los nervios y pasando mis manos por mi cabello, mi voz suena muy diferente.

La sonrisa que se formó en sus labios, es lo más sexy que he visto. Bajó la mirada sonriendo de lado y luego hablo.

—No es necesario, no te preocupes. Mi habitación está en este mismo piso.

Mi vida en tu mirada - Vol. 2- YA EN FISICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora