Capitulo 21

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Lo besé apasionadamente, olvidando todas mis dudas y dejando de lado las alarmas que se encendieron en mi cabeza

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Lo besé apasionadamente, olvidando todas mis dudas y dejando de lado las alarmas que se encendieron en mi cabeza.

Simplemente no pienso, no quiero hacerlo, sólo quiero besarlo y sentirlo cerca. Necesito apagar la necesidad incomprensible que tengo de tenerlo a solas y sentir sus manos en mi piel.

Sus labios son maravillosos y me hacen sentir tan viva, como hace mucho tiempo no me sentía. Es como si mi cuerpo lo reconociera, como si cada una de sus caricias y besos no fueran extrañas para mí.

Sus manos me tocan por todas partes, mientras sus labios dejan los míos bajando poco a poco por mi cuello. No puedo evitar los gemidos que se escapan de mí, cuando me aferro a sus fuertes brazos que me acercan cada vez más a él.

Sentí el bulto entre mis piernas y los recuerdos me atacan de repente, lo veo besándome y haciéndome el amor. Me veo entregándole el alma mientras él me jura amor eterno.

—Lucas...

—Emily, mi alma. —su voz en mi oído suena demasiado familiar y absolutamente sexy.

El corazón se me acelera más de lo normal y empiezo a ver escenas en mi cabeza:

Él sonriendo mientras come lo que parece ser un Apple pye.

Escucho nuestras carcajadas y nos veo juntos cocinando en una hermosa casa, que parece ser la suya.

Sus manos y sus labios siguen haciendo maravillas en mi cuerpo y yo sigo viendo muchas imágenes diferentes que vienen a mí como un vendaval.

Lo veo besándome en la cocina de la casa de Leon y luego mis manos llenas de sangre. También veo a Olivia, ella toma mis manos ensangrentadas.

Los latidos de mi corazón son cada vez más rápidos por la maravillosa sensación que recorre mi cuerpo al sentirlo cerca.

Sin embargo, el recuerdo que vino a mí luego, me obligó a alejarme de él.

Acepto.

Su voz diciendo esa palabra, resuena en mi cabeza y lo veo parado en el altar besando a otra mujer. Sentí un dolor indescriptible en el pecho al ver esas imágenes en mi cabeza. La cabeza me duele mucho y lo alejé de mí instintivamente.

—¿Emily? —preguntó muy sorprendido y al mismo tiempo excitado por el momento que acabamos de vivir juntos.

—No... no... —pronuncié tomando mi cabeza y mi cabello, con desesperación. Me duele mucho el pecho y casi no puedo respirar. Camino por el lugar alejándome de él.

—¿Emi? ¿Mi alma, estás bien? Dios mío, dime algo, por favor. —suplicó.

—¡Tú te casaste con ella! ¡Lo hiciste frente a mí! —grité liberando la presión que siento en el pecho.

Mi vida en tu mirada - Vol. 2- YA EN FISICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora