Capitulo 10

267 34 44
                                    

—Aquí tiene señorita Emily

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Aquí tiene señorita Emily. —la joven  encargada del servicio, dejó una taza de té humeante sobre la mesa.

El desayuno está listo y aunque yo he querido acercarme a la cocina para preparar algo, Leon y mi madre siempre se rehúsan a que lo haga, esa es una de las cosas que no soporto de ellos.

Me levanté muy temprano hoy y estoy lista para acompañar a Leon a su entrenamiento, espero que él me dejé hacerlo.

—Muchas gracias Martha. —sonreí al ver el plato de fruta que acaba de poner frente a mí.

—¿Necesita algo más? ¿Le gustaría que traiga el desayuno del señor Leon? —consultó con amabilidad.

—No, aún no, te avisaré en cuanto él baje a desayunar. —respondí, la joven se retiró dejándome sola con mis pensamientos.

Bebí un sorbo de la taza de té humeante y pensé en que debo lograr que Leon me deje acompañarlo, no puedo perder más tiempo encerrada aquí, necesito respuestas y la única manera de conseguirlas es hablando con sus amigos, ellos deben saber cómo era mi relación con Leon.

De repente y mientras yo estaba perdida en mis pensamientos, Leon apareció vestido con lo que parece ser su kit de entrenamiento, dibujé una sonrisa en mi rostro y lo saludé alegremente.

—Buenos días cariño.

—Buenos días mi amor ¿Cómo amaneciste, dormiste bien? —preguntó sentándose a mi lado en la mesa, luego tomó mi mano y amorosamente dejó un beso en ella.

La verdad no me puedo quejar de su manera de tratarme, es muy amoroso y amable, cualquier mujer caería derretida a sus pies, sin embargo yo no puedo obligarme a sentir más que pura amistad por él y esa es una de las cosas que más me inquietan.

—Sí, gracias, estaba muy cansada anoche, así que me dormí muy rápido. —mentí descaradamente. —Espérame un minuto, iré a pedirle a Martha que traiga tu desayuno. —estaba a punto de levantarme cuando Leon me detuvo.

—No Emi, muchas gracias, sólo beberé un vaso de zumo de naranja. Tengo que irme a entrenar y no me gusta mucho comer antes. —respondió y pude notar inmediatamente que está «escogiendo» cuidadosamente cada una de sus palabras. Tomé la oportunidad para decirle que iré con él.

—Tienes razón, yo iré contigo. —afirmé convencida, me sorprendió mucho su reacción porque se negó inmediatamente y rotundamente.

—¡No! —abrí los ojos como platos ante su negativa, pero no me di por vencida.

—Amor, de verdad quiero ir, me gustaría conocer el estadio y verte entrenar. —opté por tratar de persuadirlo con una sonrisa y una actitud coqueta. Tomé su mano sobre la mesa y me acerqué a su rostro.

—Emily, te aseguro que no te gustará, te aburrirás mucho. —respondió.

—Estoy segura que no será así, de hecho estuve investigando y creo que me gustará mucho conocer Säbener Strasse, según lo que leí en los folletos que tienes arriba en el estudio, hay una cafetería y una sala para que las familias se relajen mientras ustedes entrenan. —algo sucedió en su rostro cuando me escuchó, parece que le molestó lo que dije, aunque más bien creo que lo que realmente le molestó es que yo estuviera «revisando» sus cosas.

Mi vida en tu mirada - Vol. 2- YA EN FISICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora