Capitulo 27

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El maldito de Lucas salió de la casa con un maletín, no tengo ni la menor idea de dónde diablos se fue, sin embargo estoy segura de que no ha viajado con el equipo

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El maldito de Lucas salió de la casa con un maletín, no tengo ni la menor idea de dónde diablos se fue, sin embargo estoy segura de que no ha viajado con el equipo.

Tengo que encontrar la manera de destruir a Emily, definitivamente no puedo fiarme de nadie para hacer el «trabajo» lo cual significa que yo tendré que «encargarme» de ella lo antes posible.

Bebí un poco más de mi vaso de whisky, tratando de pensar en la manera más fácil de desaparecer a Emily Roberts cuando mis pensamientos fueron interrumpidos por la mujer del servicio.

—Señora Jessica, hay alguien que quiere verla. —anunció la mujer.

—No quiero ver a nadie ahora, dile a quien sea que esté afuera, que se vaya. —respondí fastidiada por  la interrupción.

—Señora, no puedo hacer eso. —insistió la mujer.

—¿Cómo que no puedes? ¿Quién diablos te crees tú? Eres solo una empleada de esta casa y yo puedo despedirte cuando se me de la gana, así que ve y haz lo que te pedí. —exclamé muy molesta.

La verdad es que la detesto, porque le tiene demasiada ley a Lucas. Es más, estoy absolutamente segura de que ella estuvo aquí, mientras ese maldito se follaba a esa estúpida.

—Señora Jessica, usted no puede despedirme porque yo fui contratada por el Señor Lucas. —espetó con decisión y veneno en la voz, intentando hacerme frente.

Empecé a reír con ironía, porque la verdad no puedo creer lo que acabo de escuchar. Me levanté del sillón y me acerqué a la mujer con ira.

—Tienes que estar bromeando, por si no te diste cuenta, yo soy la esposa de «el señor Lucas», por lo cual también tengo derecho a hacer y deshacer como se me de la gana. ¡Así que ahora mismo vas a despedir a quien sea que esté en la puerta, luego vas a tomar todas tus porquerías y te largas de mi casa! ¿Me entendiste bien o tengo que hacerte un dibujito? —exclamé con ironía una vez más.

—Me iré de aquí con mucho gusto, porque la verdad es que ya no la soporto. Sin embargo, las personas que están en la puerta, no se irán sin verla porque son policías. —espetó con veneno en la voz, yo sentí que todo el cuerpo se me congelaba al escucharla. Sin embargo, fui muy rápida en disimular mi sorpresa.

—¿Policías? ¿Qué diablos quiere hablar conmigo un policía? —pregunté más para mí misma, que para ella.

La mujer parada frente a mí, me observa con expresión de confusión, aunque se mantuvo en silencio.

—Está bien, diles que pasen, los voy a atender. —afirmé acomodando mi cabello y mi ropa.

Siempre he sido una buena actriz y también estoy muy segura de mi belleza y el efecto que mi apariencia tiene en los hombres y algunas mujeres. Por lo que estoy decidida a salir bien librada de esta «entrevista» con la policía.

Mi vida en tu mirada - Vol. 2- YA EN FISICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora