Entré a mi habitación y cerré la puerta con urgencia, me recosté en ella sin soltar la manija mientras trato de calmar los latidos frenéticos de mi corazón.Cerré los ojos y traté de respirar profundamente para conseguir recuperar la calma. Sin embargo, esa fue una mala idea porque en cuanto cerré los ojos, me encontré con un par de iris color miel que traspasan mi alma.
—Dios mío, no entiendo esto, por favor ayúdame a entender. —supliqué mientras camino por mi habitación buscando en cada rincón de mi memoria, alguna pista sobre lo que acabo de experimentar con Lucas.
Sin embargo no logro encontrar nada, solo me queda esta absoluta necesidad de volver a verlo, una necesidad que me asusta por su intensidad y que me inquieta por lo mal que está.
Bebí un poco de agua y me senté en mi cama con mil preguntas en la cabeza. No sé cuánto tiempo estuve sentada imaginando situaciones y posibilidades hasta que una de ellas me golpeó con fuerza.
Sentí una sensación horrible al meditarla y darme cuenta que es absolutamente posible. Algo me distrajo y es el sonido de la puerta, volteé y encontré a mi madre con una taza humeante en las manos, bajé la mirada al recordar el golpe que me dio no hace mucho.
—Mi cielo, te traje una taza de té, es «Earl Grey» tu favorito, le puse un poco de miel como te gusta.
—Gracias —recibí la taza de sus manos y me distraje observando el líquido del hermoso color que cada día se vuelve más importante en mi vida, por el hombre al que me recuerda.
Mi madre se sentó frente a mí en mi cama y luego de tomar un par de segundos, habló tomando una de mis manos.
—Emily, por favor necesito que escuches lo que voy a decirte ¿Está bien? —la miré con espectativa y curiosidad, luego asentí. —tú y tu padre son mi vida entera, en este último año he estado a punto de perderlos a los dos y no puedo concebir la idea de que algo así suceda. Te amo mi cielo y te necesito, tal vez esa es la razón por la que todo el tiempo te cuido y te protejo como si aún fueras una niña. Es porque tú siempre vas a ser mi niña, mi dulce Emi. Por favor perdóname cariño, nunca debí golpearte, te juro que nunca volverá a suceder. —dejó un beso en mi mano.
—Yo también te amo mamá y entiendo que tengas miedo de perderme, después de todo lo que ha pasado y la situación en la que está papá, por favor perdóname por la forma en que te hablé, perdí el control y no debí hacerlo. —asumí mi error frente a la mujer que me dio la vida, a la que últimamente he estado juzgando injustamente.
—Está bien mi cielo, todo está bien ahora. ¿Por qué no bebes tu té? —sugirió sonriendo, yo asentí y bebí tranquilamente.
Pasamos unos minutos en silencio mientras yo bebía el delicioso té. Cuando terminé, puse la taza sobre mi mesa de luz, mi mamá se levantó de mi cama y tomó en sus manos la taza.
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Mi vida en tu mirada - Vol. 2- YA EN FISICO
RomanceEn "Mi vida en tu mirada", Emily lucha por despejar su mente y encontrar respuestas a sus sentimientos mientras regresa a Londres con su madre y Olivia, dos semanas después de abandonar el hospital. La sombra de Leon, su "prometido", se cierne sobre...