—Hola Javier ¿Qué quieres? —pregunté en el teléfono, a mi compañero de equipo.
—¿Dónde estás, Leon? —su pregunta me sorprendió mucho, pues hace un rato estuvimos juntos en el entrenamiento.
—En mi casa ¿por qué? ¿te pasa algo?
—Leon, debo hablar contigo de algo sumamente importante y delicado, estoy conduciendo y llegaré a tu casa en diez minutos, espérame ahí ¿de acuerdo?
—¿De qué quieres hablar, Javier? Honestamente no tengo tiempo ni ganas de hablar ahora.
—Emily está desaparecida. —la afirmación de Javier en el teléfono, me dejó sin habla y de repente sentí que el corazón se me paralizaba.
—¿Dónde está Lucas? ¿Ella está con él? ¿Se fueron juntos? —pregunté con desesperación y dando vueltas por toda la sala de mi casa.
—Hablaremos en tu casa. Por favor, Leon, esto es serio y muy peligroso. Es por eso, que te pido que no hables con nadie hasta que yo llegue a tu casa ¿de acuerdo?
—Está bien, te espero aquí.
Javier terminó la llamada antes de que yo pudiera decirle algo más, así que me senté e intenté tranquilizarme. La madre de Emily aún está en su habitación, tal vez recogiendo sus cosas y no puedo dejar que ella note que algo malo está pasando con su hija.
Pasé mis manos por mi cabeza y cerré los ojos, intentando sobrellevar la frustración. Los minutos pasan muy lentamente, mientras espero con ansias la llegada de Javier, necesito que me diga lo que está pasando.
De la nada, la madre de Emily apareció con una maleta.
—Leon, ya me voy de aquí, pero antes quiero decirte dos cosas: la primera, que sinceramente le ruego a Dios que algún día, mi hija llegue a perdonarme por todo lo que le hice; y la segunda, que espero que ella jamás vuelva contigo. Adiós. —la mujer azotó la puerta sin dejarme hablar. Lo cual me puso aún más nervioso, al darme cuenta de que todo se me está saliendo de las manos.
—¡Maldita sea! —exclamé, arrojando con fuerza un cojín del sillón en el que estoy sentado.
—¿Leon?
—¡Javier! ¿Dónde está Emily? ¿Ella está bien? —pregunté en cuanto vi entrar a mi casa a mi compañero, aunque él me observa con preocupación.
—Leon ¿Qué pasó con la madre de Emily? Ella acaba de salir de aquí muy nerviosa.
—Esa mujer está loca, no le prestes atención. Por favor, ven a sentarte y dime lo que me querías decir por teléfono. —exigí, intentando que mi compañero hable de una vez y me de la información que necesito. Sin embargo, él solo me observa con recelo y guardando silencio.
El español se sentó y suspiró observándome con detenimiento. Yo siento mucha desesperación al darme cuenta de que lo que él quiere decirme es grave.
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Mi vida en tu mirada - Vol. 2- YA EN FISICO
RomanceEn "Mi vida en tu mirada", Emily lucha por despejar su mente y encontrar respuestas a sus sentimientos mientras regresa a Londres con su madre y Olivia, dos semanas después de abandonar el hospital. La sombra de Leon, su "prometido", se cierne sobre...