c i n c o

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c i n c o

De pie frente al pequeño espejo de mesa que su madre le obsequió antes de partir, Yoongi observa el tatuaje que tiñe su abdomen, el único que alcanza a verse desde esa posición. Un tigre enorme oculta su vergüenza, y le duele que aun con el tigre marcado en su piel, él siga viendo las marcas.

—¿Yoongi? —llama una voz femenina del otro lado de la puerta.

Sigue sin comprender cómo es que Kimma logra pasar como si nada, siendo que puede toparse con chicos semidesnudos en los pasillos. La razón número uno por la cual los dormitorios están separados.

Se coloca rápidamente una camiseta y abre la puerta. Kimma, acompañada de Lena, está sonriente con bolsas de comida entre las manos.

—Buenos días —canturrea.

—Hola —murmura Yoongi, agotado, y apenas lleva tres horas despierto.

Las chicas pasan sin recibir una palabra más, porque Kimma conoce a Yoongi como a la palma de su mano y se ha encargado de lograr que Lena no se sienta incómoda con aquellas actitudes secas que a veces tiene. Se sienta junto a Lena sobre la pequeña cama. Kimma inspecciona su caja de zapatos un momento, olfateando como un cachorro.

—Huele a perfume —menciona, y sorprendida ve la ventana—. ¡Abriste la ventana!

Bien, no es que Yoongi sea un sucio y hediondo ser, sólo que odia el sonido de la ciudad por la mañana. Como suele no estar en su caja de zapatos durante el día y olvida abrir la ventana antes de partir a clases, sumando el clima que comienza a ser más cálido cada día, puede que sus olores corporales queden atrapados allí.

Compró ambientador, pero lo usa pocas veces, prefiere que huela a aire limpio cuando llega. El ambientador le recuerda a la casa que dejó. De todos modos, es mucho mejor que el olor de sus pies sudados de todo el día o el aroma de la abrumante soledad que lo envuelve por las noches.

Lena suelta una risita al escuchar a Kimma, mientras que Yoongi rueda los ojos y se coloca una sudadera y un gorro gris para después acomodarse en la cama otra vez, con el estómago rugiendo. Sin decir nada mete sus manos en las bolsas y toma aquello que le apetece comer. Nadie menciona el tema por el cual han decidido desayunar dentro de una habitación de dos metros cuadrados, sobre una diminuta e incómoda cama. Y Yoongi lo agradece, porque sólo hay risas y malos chistes revoloteando a su alrededor, algo que lo devuelve poco a poco a la tierra.

 Y Yoongi lo agradece, porque sólo hay risas y malos chistes revoloteando a su alrededor, algo que lo devuelve poco a poco a la tierra

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Astronómicamente Inexacto ♫ yoonseok. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora