s i e t e

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A medida que avanza febrero, Yoongi vuelve donde Eunyeong dos veces por semana, reiniciando una vez más la terapia que le ha acompañado durante más de diez años de su vida.

Juntos deciden plantar su herida en un lugar seguro para regarla poco a poco hasta que ya no necesite hacerlo.

—Comenzaremos por hablar de ello, ¿está bien eso para ti? —Yoongi asiente—. ¿Cuándo fue la última vez en que lo mencionaste?

—El día del juicio.

—¿Y antes?

Yoongi lanza un pesado suspiro, recordando el día en que se lo contó a Hoseok, y se le aprieta el pecho pensando en él y todo lo bonito que trae a su memoria. Su sonrisa, su risa que en ocasiones es escandalosa, la forma en que lo miraba y le hablaba, las caricias de sus labios, el calor de sus manos.





¿Regresaste? —pregunta su hermanito.

—No, Jungkook. No puedo hacerlo aún.

Lo prometiste.

—Lo sé.

¿Qué es lo que esperas?

—Sentirme seguro de que es lo que quiero hacer.






—¿Qué hiciste estos últimos días, Yoongi? —pregunta Eunyeong.

—Trabajar.

—¿Algo más?

Yoongi asiente.

—Pensar en Hoseok. Cada día.

—¿No hablas con él?

—No, ya no.

—¿Por qué?

—Porque así es mejor.

—Pero piensas en él —afirma ella.

—Sí, lo quiero, y su recuerdo me hace feliz. —Yoongi desvía la mirada hacia la maceta, sonriendo pequeñito—. Pero le he hecho demasiado daño. Él no merece que yo vuelva a su vida. Sólo voy a arruinarlo otra vez.

—¿No has pensado en llamarlo y explicarle lo que sucedió? —Yoongi niega y vuelve a ella—. ¿Qué te detiene?

—No tiene caso hacerlo a estas alturas. Ha pasado más de un año. Sólo debo ser un mal recuerdo.

—¿Qué crees que te diría?

—Probablemente ni siquiera conteste.

—¿Qué te gustaría escuchar?

—No lo sé.

Eunyeong suspira.






Yoongi llama a Kimma durante las vacaciones de primavera, con la mirada fija en el banco del parque donde vio a Hoseok por última vez.

¿Min Yoongi? ¿Eres tú?

—Hola, Kimyeong.

Silencio.

¿Dónde estás?

—En mi apartamento.

¿Y eso dónde queda? —pregunta entre una pequeña risa.

—¿Vendrías? —No puede evitar una pizca de ilusión en su voz.

Si tú quieres...

—Te envío la dirección.

Kimma aparece dos horas más tarde. Acompañada de Lena, quien tiene un nuevo corte de cabello. Ambas lucen más adultas de lo que su memoria dicta, pero mantienen el mismo humor y personalidad arrolladoras que tanto quiere.

No tiene permitido subir hasta la azotea del edificio donde vive, pero lo hacen juntos de todos modos. Arriesga que lo echen.

Y tal vez eso quiere.

Con las manos en los bolsillos de su abrigo, Yoongi mira hacia el parque, como si Hoseok fuese a aparecer de forma mágica sentado en aquel banco, volviendo a esperarlo, y esta vez él sí saldría y le rogaría que lo perdonara para no soltarlo nunca más.

Lena se aferra a su brazo y apoya la cabeza en su hombro, susurra muchas veces que lo extraña y que es un tonto por abandonarlas de esa forma tan repentina. Kimma está de acuerdo, pero mantiene cierta distancia, más dolida de lo que aparenta a simple vista.

—¿Volverás?

—No.

—¿Por qué?

—No hablemos sobre eso.

Ambas regresan cada tarde a la misma hora hasta el final de la semana cuando las vacaciones terminan.

Ambas regresan cada tarde a la misma hora hasta el final de la semana cuando las vacaciones terminan

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Astronómicamente Inexacto ♫ yoonseok. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora