♫ : ❝ Como las cuerdas de un piano mal afinado, Min Yoongi tropieza con la retrospectiva de su vida y estalla con el presente de su familia. Mientras reconoce a Jung Hoseok, bajo una antigua leyenda de la música, deberá aprender a dejar sus heridas...
Cuando abril acaba, Yoongi recibe una llamada. Es un número que conoce a pesar de haber eliminado el contacto. Y como es su día libre y no son vacaciones, contesta, puede que sea el momento, puede que no. Lo hace. Y murmura un hola, y la otra línea se queda en silencio durante varios minutos. Se quedan allí, escuchando la respiración del otro.
—Hoseok —musita nuevamente.
—Yoongi —dicen del otro lado, esa voz pacífica.
Un escalofrío le recorre la espina dorsal.
—Hola —repite.
—Yoongi, estoy en Yeobo. —Traga con fuerza—. Y sé que no debería hacer esto, pero ya no soporto tu silencio, no sé qué hice mal, necesito respuestas. Estaré esperando en el parque, ahí donde estuvimos ese día... si no llegas, lo entenderé, y prometo no insistir más.
—Hoseok...
—Es todo.
Observando por la ventana, Yoongi procesa si la llamada ha sido real o si se lo ha imaginado. Con su padre en una esquina cada vez que vuelve a casa después del trabajo, le es cada vez más difícil asimilar la realidad sin ponerse a temblar o morderse las uñas.
Pasan al menos dos horas hasta que ve como Hoseok se sienta en uno de los bancos del parque que está frente a su ventana. Sí, ha sido apropósito, porque ha decidido permanecer lejos de él, pero recordar la tarde que pasaron en ese parque le hace sentir bien.
Hoseok luce impaciente mirando de un lado a otro, esperando.
Yoongi procesa lo que está haciendo mientras se le empapan las mejillas, en su distanciamiento de la tierra, sabe que lo único que puede sentir y entenderlo como real son sus sentimientos por Hoseok. Se odia por hacerle daño, pero no puede volver, ni con él, ni a ningún sitio.
Aguarda con cuidado detrás de la cortina, recordando el viaje a la playa y su sonrisa, sus besos y sus manos acariciándole. Desearía volver a sentir el aroma dulce una vez más antes de decirle adiós, pero odia decir adiós.
Cuando dicen que el silencio otorga, es probable que aplique para situaciones como ésta.
Yoongi, tres horas más tarde, ve a Hoseok marcharse.
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