0. Prólogo

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¿Crees en la vida después de la muerte?













Jimin sentía los latidos de su corazón atascados en su cráneo, retumbando contra sus oídos. Su pecho se inflaba buscando aire pero rogaba que no se notaran los síntomas de la adrenalina, así como el sudor en su frente.

Las ramas de los árboles se arañaban entre sí por el viento de la noche. El calor del fuego sobre la leña justo delante de él, quemando madera, hojas y cuanta cosa fuera que hubiera allí incinerándose, le hacía sentir el calor en su rostro como si fuese que su cara estaba mezclándose con las mismas llamas.

En ese instante podía sentir su propio cerebro haciéndose cenizas con el paso del tiempo, y con ello escuchaba el sonido de un reloj en su cabeza, de las manecillas tronando y acelerando su corazón, sin permitirle olvidar que cada segundo importaba.

La oscuridad del ambiente lejos de la fogata era tan espesa que no se podía ver más allá entre los árboles del bosque.

Aquel lugar que solía ser tan familiar para él, ahora tenía un significado completamente diferente. Desencantado completamente. Ya nada era lo mismo, mucho menos él.

Respiró con pesadez y tragó duro, sus ojos se posaron en la primer gota de sangre que cayó sobre el círculo de tierra frente a él. Limpia, roja y brillante, comenzó a gotear y a acumular sobre el tapizado de tierra.

Mientras tanto, escuchaba aquel constante cuchicheo, que a medida que volvía a la realidad y salía de los giros de su cabeza podía escuchar las palabras dichas con claridad, dejando de sonar a susurro. La voz grave escalaba de estrofa en estrofa, recitando cada oración con ímpetu, escritas en una de las páginas del libro que sostenía en sus manos el sujeto a un lado de aquel círculo.

Reunió el coraje para levantar su mirada, separándola del ahora charco de sangre, y pudo encontrarse con esa oscuridad tan agradable, más oscura que la profundidad de ese bosque o que el cielo en ese momento. La más pura oscuridad que alguna vez había visto, que incluso a pesar de su corrompida inocencia seguía viéndose igual de bello. La llama de la fogata se reflejaba en esos ojos haciéndola ver como la luna llena justo arriba de sus cabezas en el manto nocturno.

Las palabras en latín flotaban en el aire como el silbido del viento y sentía cómo su corazón aumentaba aún más los latidos, queriendo salirse de su pecho y tomar la mano ensangrentada de quien estaba justo frente a él; el dueño de esos ojos oscuros.

Jimin reconoció que aquella voz se había dirigido hacia él finalmente, y ello significaba que el momento había llegado. Asintió con la cabeza y reafirmó las palabras dichas con voz áspera.

"Ab imo péctore"

Entonces, vio cómo la mano del sujeto a su costado le tendía el objeto con mango negro y hoja afilada, por donde corría un hilo restante de aquel líquido rojo puro y brillante. 

La mano temblorosa de Jimin aceptó el mango del objeto y lo observó con atención, anticipándose a lo que se avecinaba, reseteando su cabeza de todo pensamiento intrusivo para concentrarse en su cometido. Y por un ínfimo instante rezó en silencio.

Aquella sería la noche en la que Jungkook moriría. 






• Vitam Aeternam ~ [JIKOOK] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora