44. Delatado

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Trigger warning: este capítulo contiene violencia física explícita que puede resultar perturbadora para algunos lectores. Se recomienda discreción.





* * *





Jimin había estado jugando con sus dinosaurios de juguete por un largo rato en el suelo de la cocina. Mientras tanto, su madre horneaba un pastel, específicamente lemon pie.

El tiempo había transcurrido y el aburrimiento le invadió, ya había jugado lo suficiente como para saciarse y ahora desear jugar a otra cosa. Así que corrió fuera de la cocina, sin escuchar el reclamo de su madre para que juntara los juguetes del suelo. Sus pequeños pies se movieron rápidamente, llevándole hacia la sala donde se encontraba el gran sofá frente a la televisión. Jihyun estaba sentado allí, mirando hacia la pantalla. Jimin se puso justo frente a él.

- Hyung, ¡Juega conmigo! – le tomó de la mano y tironeó de él, pero el mayor no se movió.

- No tengo ganas de jugar, Jimin – dijo con una voz baja y monótona. Jimin frunció sus cejas y soltó un sonido quejumbroso.

- Estoy aburrido – apretó sus labios y tironeó más fuerte de Jihyun – Juguemos a las escondidas.

No sucedía a menudo que Jihyun no tuviese ganas de jugar con él, pero a veces sucedía, y eso a Jimin le ponía triste, porque su hermano era un niño como él, se divertían juntos, se reían juntos y hacían tonterías juntos. No era lo mismo jugar con su madre o su padre, ellos no se tiraban al suelo con él, no se ensuciaban la ropa, no le perseguían corriéndole hasta atraparle. Eran adultos, y jugar con los adultos era aburrido a veces.

- Por favor - insistió con un cantito apretando la mano de Jihyun que era a penas más grande que la suya – No seas malo. Tu cuentas y yo me escondo. Me esconderé bien para que sea divertido.

Jihyun le miró por un momento, meditándolo. No era que no le motivaba el hecho de que encontrase a Jimin fácil, a él no le molestaba eso. Era que no tenía ánimos por más que le encantaba jugar con él. A veces se sentía triste y no tenía ánimos para jugar.

Pero siempre cedía, y así fue que tras un pequeño puchero por parte de Jimin tuvo la motivación suficiente para ponerse de pie y dejarse arrastrar por él.

El menor se escabulló por la casa, subiendo las escaleras y buscando un lugar para esconderse rápidamente mientras su hermano contaba con sus codos apoyados en la pared de la sala, tapando su rostro.

Jimin había pensado en esconderse en el baño, pero la última vez era allí donde había acudido para elegir su escondite y Jihyun no había tenido problemas en encontrarle.

Así se decidió por el despacho de su padre. No solían entrar allí porque era el importante lugar de trabajo de su padre, y por esa misma razón, Jihyun nunca sospecharía que iría a esconderse allí. Era el lugar perfecto.

Entró sin hacer mucho ruido y volvió a cerrar la puerta.

El despacho estaba conformado por dos recámaras unidas por una arcada. La primera recámara tenía estanterías con libros, un juego de sillones y un sofisticado tablero de ajedrez en una esquina. Caminó despacio por el lugar, mirando la gran cantidad de libros que había allí, olvidándose por completo de que había entrado buscando un lugar para esconderse de su hermano.

Desvió su mirada y vio en la otra recámara a su padre en el escritorio con su computador y con su teléfono en la oreja, conversando con alguien de algo que parecía ser trabajo. Jimin sonrió y corrió hacia el escritorio. Observó curiosamente a su padre, quien le hizo una seña de que aguardara un rato. Cuando terminó de conversar le padre le invitó a sentarse en su regazo, y así hizo Jimin.

• Vitam Aeternam ~ [JIKOOK] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora